AMLO pronto decretó la muerte del neoliberalismo (NL) en México, pero varios economistas ven a la 4T esencialmente neoliberal. El 3er Encuentro Nacional por la Unidad de las Izquierdas, convocado el 15 de diciembre por militantes de Morena y otros grupos, concluyó comprometiéndose a “impulsar el programa antineoliberal que viene desarrollando el gobierno de AMLO”. ¿Dónde estamos realmente parados?
La 4T nunca puso en juego la esencia del NL (privilegios al capital financiero, respeto a “equilibrios macroeconómicos”, achicar al Estado); si acaso, su continuidad violenta o atenuada y distributiva, revirtiendo excesos odiosos en energía, educación, deterioro salarial y seguridad. En casi dos años, el discurso oficial osciló de la izquierda al centro y luego a la derecha. Según AMLO, el fin del NL comenzó con el rescate de Pemex y CFE al suprimir la corrupción del huachicol y de los gasoductos; la seguridad pública dio un giro estratégico al capturar la justicia de EU a Genaro García Luna, socio del Chapo Guzmán, de Felipe Calderón y de agencias de EU. AMLO insiste en que la economía casi “no crece pero va bien” y el T-MEC a mediano plazo le dará certidumbre, con democracia a los sindicatos e integración de los mercados laborales de EU y MX (suponiendo que multiplicará allá los empleos para mexicanos). Cuentan también dos aumentos salariales (uno en la frontera norte de 16% al inicio de su gobierno y otro general de 20% en diciembre pasado) y la transferencia de recursos a centenares de miles de estudiantes, a becarios para entrenarse laborando, para adultos mayores y mujeres.
Que el NL sigue, lo decimos con matices, quienes criticamos la austeridad presupuestal que obliga a “esterilizar” millonarias reservas monetarias pese al crecimiento cero; la promesa de reforma fiscal… hasta 2021; la agudización de la violencia (especialmente contra activistas y dirigentes indígenas, mujeres, jóvenes); tener una moneda fuerte (apreciada) por altas tasas de interés que atraen la inversión extranjera especulativa; la casi nula creación de empleos y la caída de la inversión pública; la transmutación de la “mafia en el poder” (los mega-ricos) en consejo asesor presidencial; las cesiones a Trump cambiando la figura de la Guardia Nacional y asignándole contener a migrantes; las inspecciones laborales, concedidas para ratificar un T-MEC lesivo a México; el maquillaje de viejos mega-proyectos del foxismo (Trans-Istmico) y el impulso a los suyos propios (el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas), mediante consultas a modo sobre ellos.
El “adornamiento” del NL, soporta el fuerte apoyo a AMLO en las encuestas, sumando la disolución del Estado Mayor Presidencial; la desaparición del Cuerpo de Granaderos y de la corrupta y violenta PFP; la promoción de los restos de Campa y Martínez Verdugo a la Rotonda de los Ilustres; el rescate de Evo Morales y la solidaridad ofreciendo asilo a Julian Assange; la colocación en la CNDH de la luchadora hermanada con uno de los guerrilleros desaparecidos en la “guerra sucia” de Echeverría, todas decisiones políticas.
El adornamiento acentúa el valor de lo político-simbólico, pero el tiempo y la coyuntura internacional corren contra la 4T, porque la gente no come símbolos. Ojalá que el próximo cambio de director en la Facultad de Economía, encuentre un economista con liderazgo, flexibilidad política y respetuoso de la heterodoxia plural como es Gabriel Mendoza Pichardo y permita que la UNAM inspire alternativas ante un NL económicamente agotado, aunque adornado.
Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM e integrante del Centro de Análisis de Coyuntura Económica Política y Social, CACEPS.
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