Tan novedosa como inquietante, Late Night With The Devil mantiene en vilo al espectador mediante su original premisa y la gran actuación de David Dastmalchian.
Pocos inventos tan auténticamente norteamericanos como el formato de late night show televisivo. Hasta 1950, la televisión se apagaba junto con la luz del día, fue el comediante Jerry Lester quien cuestionó este hábito de consumo y creó el primer intento de late show.
El ‘Broadway Open House’ inició transmisiones el 29 de mayo de 1950, creando así una nueva franja horaria para la televisión: el late night. Lester era un hombre de recursos: contaba chistes, tocaba el trombón, y narraba historias.
El programa no tuvo el éxito esperado pero dejó una semilla en la cadena NBC: era viable que la programación (y por lo tanto los anunciantes) se ampliara hasta vastas horas de la noche.
El primer late night en forma se transmite en 1953 con ‘The Steve Allen Show’. Fue esta emisión la que sentó las bases de lo que aún hoy día es un estándar en ese tipo de programas: el escritorio desde el cual el host hace las preguntas, el sillón donde se sientan los invitados, la banda en vivo y (muy importante) el warmer o sidekick que lo mismo animaba al público o fungía de patiño. Más de 70 años después, el modelo del late night sigue siendo básicamente el mismo.
El formato alcanzó madurez justo en la turbulenta década de los años setenta: mientras en los noticieros se hablaba de Vietnam, del Watergate, de Nixon y los asesinos seriales, en las noches la televisión le ganaba terreno a la oscuridad en forma de dosis diarias de entretenimiento nocturno.
Y justo en Late Night with The Devil (Australia, Estados Unidos, Emiratos Árabes, 2024) -tercer largometraje de los hermanos Cameron y Colin Cairnes- es en cierta forma la crónica de cómo la televisión y la oscuridad combaten por la atención del público.
El año es 1977, Jack Delroy (David Dastmalchian en cast perfecto) es el anfitrión de un exitoso late night que no obstante siempre se conforma con el segundo lugar frente al rey de las noches televisivas: Johnny Carson. Luego de firmar un jugoso contrato por cinco años, Delroy está desesperado, no solo no consigue derrotar a Carson sino que además su rating va a pique.
Ante el adverso panorama que se vuelve aún más lúgubre luego de la muerte de su esposa, Delroy decide jugarse el todo por el todo y para Halloween (fecha en la que coincide la medición de ratings) prepara un programa especial que incluye entre los invitados a un médium (Fayssal Bazzi), a un mago que funge las veces del escéptico que no cree en fantasmas ni demonios pero si en la hipnósis y la sugestión (Ian Bliss), y el plato fuerte: una investigadora de lo paranormal con un libro publicado (Laura Gordon) que entrevistará en vivo y en el estudio, a una adolescente supuestamente poseída por el demonio (Ingrid Torelli).
Lo que veremos en poco más de una hora de duración de la película es justo la emisión completa de aquel mítico episodio de televisión que supuestamente nunca más se transmitió al aire y que (como es de esperarse) no salió para nada bien.
Con el cine de terror está sucediendo lo mismo que con el cine de superhéroes: lo último que importa es el cine y lo primordial es el espectáculo. Lo que para Marvel significa cameos, referencias y fan service al por mayor, en el cine de terror pareciera que es de vital importancia que existan unos cuantos y bien conectados jump scares, o de lo contrario la película “no sirve”.
Late Night with the Devil busca formas de darle la vuelta a las trampas y clichés del género. Si de algo puede presumir esta película es de su muy novedosal premisa, que no es sino un afortunado pastiche que abreva de fuentes por demás importantes: un poco de Kubrick por aquí, un mucho de Cronenberg por allá, y un muy interesante homenaje-parodia-robo a Network (1976) una de las opus magnas de Sydney Lumet donde se muestra el mundillo de la televisión y cómo sus ejecutivos están dispuestos a todo con tal de lograr el tan apreciado rating.
La televisión de los años setenta combatía el pasmo de una nación sumergida en la oscuridad desde la oscuridad misma, arrebatándole alegría a la noche, terreno donde todo lo malo ocurría. Y justo esa batalla es la que vemos en esta cinta, donde la avaricia de los ejecutivos y del propio Delroy se verá de frente ante lo paranormal, lo ominoso y lo demoníaco.
El resultado es por demás interesante. Los monstruos no solo son los que el médium logra contactar, o el demonio que vive al interior de la jovencita poseída, también están los ejecutivos y productores del programa, e incluso los camarógrafos y demás asistentes que siguen ahí, sin perder detalle de lo que ocurre aunque todo adquiera tintes macabros y ominosos.
La estrella sin duda es David Dastmalchian, cuyo rostro siempre parco, titubeante y tímido queda perfecto para interpretar a un Jack Delroy evidentemente nervioso, estresado, hasta cierto punto incómodo con todo lo que va pasando.
Late Night with the Devil es una película sumamente original. El efectivo diseño de producción, la cámara a grano reventado que además juega con los formatos (4:3 para cuando el programa está al aire, wide cuando estamos en un corte comercial), la música y las divertidas cortinillas rumbo a corte, hasta el simpático patiño (Rhys Auteri) crean una atmósfera ominosa y de tensión creciente.
La oscuridad se cuela a la televisión, la diversión apenas empieza, el terror sí será televisado. ¡No cambie de canal!