Nuestro clásico listado anual de las series que pudimos ver este año.

Este año fue el año de la saturación. Después de estar encerrados casi dos años viendo series, 2022 fue un año donde sentimos la saturación de material audiovisual disponible en las no menos numerosas plataformas de streaming.

No obstante aquí está, la crème de la crème, nuestra lista de lo mejor que pudimos ver en series este año.

10.- The Dropout (Star Plus)

Aunque el documental de Alex Gibney (The Inventor: Out for Blood in Silicon Valley) es sin duda el material definitivo sobre el polémico caso de Elizabeth Holmes -la mujer que engañó a medio mundo con su compañía Theranosq, misma que juraba haber inventado una máquina capaz de hacer estudios sanguíneos a la carta con tan solo una gota de sangre-, The Dropout se defiende principalmente por la actuación de Amanda Seyfried interpretando a la otrora mujer promesa de Silicon Valley.

Lo que The Dropout pone en la mesa es una visión más personal del caso y de su infame protagonista, la mujer que hizo creer a toda la industria de la tecnología que ella era la siguiente Steve Jobs. La serie (como el mencionado documental) desmitifica al emprendedurismo como una actividad pura, noble y progresistas para pintarlas como lo son en su mayoría: aventuras de seres ególatras que buscan dinero a toda costa.

9.- Minx (HBO MAX)

Minx es una serie engañosamente feminista. Y es que en los primeros episodios de esta serie escrita en su mayoría por mujeres, pareciera que el guión se empeña en hacer mofa del feminismo radical de su protagonista, Joyce (la simpática Ophelia Lovibond), una escritora, editora y periodista cuyo sueño es hacer la revista femenina perfecta.

Al final lo consigue, pero no como ella hubiera querido: es la editora de una exitosa revista porno para mujeres que entre foto y foto de hombres desnudos con enormes miembros viriles, siembra artículos que hablan sobre el heteropatriarcado, los derechos de las mujeres y más. Al final el humor y la inteligencia son lo que hacen ganar a esta divertidísima serie que desgraciadamente su continuidad navega en el limbo (no parece que se renovará la segunda temporada, y peor aún, en una de esas y corre peligro de ser borrada de HBO, así que corra a verla).

8.- Slowhorses (Apple TV Plus)

Mordaz comedia de costumbres al más puro estilo inglés que combina atinadamente el thriller propio del género de espías con el humor británico. Los Slowhorses son una subdivisión de espías ingleses que por alguna u otra razón han cometido grandes metidas de pata que los alejaron de la elite en el MI5 y como tal fueron enviados a las ligas menores.

Ahí conocemos a Jackson Lamb (Gary Oldman) el desaliñado y poco pulcro jefe de esta división de perdedores que sin embargo serán llamados a resolver un caso muy importante. Slowhorses es el anti 007 pero que claramente camina con los pies de las novelas de Le Carré. Pura diversión.

7.- This is going to Hurt (HBO MAX)

Basada en el Best Seller homónimo escrito por el doctor Adam Key, This is going to hurt es la crónica de cómo el muy comprometido doctor Key (Ben Wishaw) prácticamente da la vida en la línea de combate del área de gineco-obstetricia (aquella encargada de atender las decenas de partos diarios) de un hospital público en Londres.

La sorpresa para los que vivimos en el tercer mundo no podría ser mayor cuando descubrimos que hasta en el primer mundo se cuecen habas. Y es que, guardadas las proporciones, los hospitales públicos de Inglaterra (la NHS, National Health System) padecen de muchos de los problemas que vivimos los mexicanos en nuestro querido IMSS, a saber: equipos viejos, sobresaturación, falta de equipamiento y falta de personal. Lo único que hace al IMSS peor que su contraparte británica es la falta de presupuesto y la escasez de medicamentos (cortesía del actual sexenio).

This is going to hurt resulta adictiva toda vez que lo que se ve en pantalla está basado en las anécdotas reales de lo que vivió aquellos años el hoy retirado doctor Adam Key. Una serie que muestra la vida en un hospital como lo que es: una experiencia dura, sangrienta y que solo se sobrevive teniendo mucho amor a la profesión.

6.- Andor (Disney Plus)

Andor es la primera vez que un producto emanado de Star Wars decide evolucionar con nosotros y no solo quedarse en la nostalgia de lo que fue nuestra infancia a lado de los Jedis, las naves y los sables láser.

Se trata de una completa anomalía en el universo de Star Wars: estamos frente a una serie que no quiere vendernos juguetes sino sembrar ideas. La serie nos muestra las razones por las que existe una rebelión en contra del imperio. Andor es el producto más maduro emanado de Star Wars. Aquí no hay buenos y malos, blanco y negro, luz contra oscuridad, no hay nisiquiera Jedis o sables de luz. Aquí lo que vemos, por primera vez, es cómo el Imperio no es sino un régimen brutalmente autoritario y militarista. Una bota que oprime a la población lentamente, suprimiendo derechos, eliminando instituciones, inundando las calles de soldados. Son capaces de todo con tal de aumentar su influencia y poder.

Es, sin buscarlo, una serie que termina siendo contemporánea. Lo mejor que le ha pasado al universo Star Wars desde la invención del sable láser.

5.- The Bear (Star Plus)

Asfixiante, frenética, agotadora. Cada episodio de The Bear es una experiencia que exige al espectador. Si usted padece de ansiedad mejor aléjese porque cada episodio (de no más de 30 minutos) lo deja a uno angustiado y con el estrés a tope.

No es la primera vez que vemos una serie o película que muestra el caos que implica llevar una cocina de restaurante, pero nunca lo habíamos visto con esta contundencia. La cámara de Andrew Wehde y Adam Newport-Berra junto con la edición de Joanna Naugle y Adam Epstein nos asfixian y contagian la ansiedad a tope del protagonista, Carmen (Jeremy Allen White, toda una revelación) otrora chef del mejor restaurante del mundo que regresa a Chicago para intentar salvar el restaurante familiar tras la muerte de su hermano.

Una experiencia inmersiva, inquietante, abrumadora, de una intensidad que pocas veces se puede ver en televisión.

4.- White Lotus (HBO Max)

Menos ácida que la primera temporada, pero lo compensa con una sensualidad y cachondez que permea desde los primeros minutos del primer episodio. La idea ya había sido explorada antes por el mexicano Sebastián Hofmann en su magnífica Tiempo Compartido (2018): un oscuro relato sobre la cultura corporativa y el artificioso ambiente de la industria de la vacación. En White Lotus se agrega una dimensión extra gracias a sus personajes, todos quebrados, en vía libre hacia un abismo que se disfraza de paraíso All Inclusive.

Aquí el juego se torna aún más interesante con el choque de generaciones (aquel grupo de padre, hijo y abuelo donde el más joven presume de una vomitiva actitud woke) y personajes femeninos que dominan la acción. White Lotus nos invita capítulo a capítulo a presenciar un sacrificio humano, pero alejado de todo cliché. Aquí las mujeres no serán castigadas por su pericia, por su audacia ni por sus deseos, pero si por su estupidez.

3.- The Last Movie Stars (HBO Max)

Hay quienes en la pandemia nos la pasamos echados en un sillón viendo tele, y luego hay gente como Ethan Hawke que, tras encontrar horas y horas de conversaciones (transcritas) que Paul Newman grabó en forma de diario, Ethan Hawke decide llamar a sus amigos y recrear dicho material para un documental que hable no solo de Neuman sino de su esposa, Joanne Woodward, esa inolvidable pareja de actores que, además de aparecer juntos en 16 películas y otras tantas obras de Broadway, estuvieron casados durante medio siglo.

El resultado es un maravilloso documental que sabe alejarse de la simple hagiografía para retratar no solo a un matrimonio ambivalente (a la luz pública parecían perfectos, pero ahora nos enteramos que si bien eran felices, tampoco eran perfectos) sino al escenario que los vio nacer: el Hollywood de la era dorada que dista mucho (en talento y valores) al de la época actual.

2.- Severance (Apple TV Plus)

Probablemente la serie más original del año y también la más perturbadora. Severence es una gran analogía sobre la angustia que produce el trabajo de oficina (principalmente aquel que se hace religiosamente en una oficina) que no a pocos nos hace sentir como hormigas que cumplen robóticamente sin entender por qué o para qué.

En esta distopía laboral conocemos a Mark (extraordinario Adam Scott) un empleado del prestigioso (y no menos polémico) corporativo Lumon, mismo que descubrió un mecanismo para que todos sus empleados, al momento de entrar a la oficina, olviden su vida fuera de ella. Aquí no existen individuos como tal, sino empleados perfectos cuya vida es solo el trabajo. Al salir de la oficina, las memorias de la vida cotidiana regresan y se borran aquellas sobre lo vivido en el trabajo.

La serie es un triunfo por donde se le vea: las actuaciones están al nivel de la angustia existencial que se plantea, el diseño de producción resulta en eficaz herramienta para incrementar nuestra sensación de encierro (esos pasillos blancos, esos pisos siempre limpios, esa pulcritud absoluta que dan ganas de gritar), y el guión nos hace pensar en la cualidad ambivalente del trabajo: lo que para unos es una prisión, para otros es el bálsamo que les permite seguir en sus aburridas vidas.

No podemos esperar a la siguiente temporada.

1.- Better Call Saul (Netflix)

La pregunta sobre cuál es mejor serie, Breaking Bad o Better Call Saul, ha quedado respondida. Better Call Saul es de esas extrañas ocasiones donde la secuela (o en este caso el spin off) es superior al original.

Luego de una enorme pausa producto de la pandemia y de los problemas de salud del protagonista (el genial Bob Odenkirk, a quien le dio un infarto a media serie) los guionistas llevaron a buen puerto la historia de este abogado tranza pero sumamente carismático que en su momento se robó Breaking Bad y que ahora tiene su propia serie.

Better Call Saul es superior por lo fino de su narrativa. Es una serie que no le teme a tomarse su tiempo, ir poco a poco revelando su juego, ayudado de actuaciones destacadas y memorables, con una fotografía obsesionada por encontrar el encuadre inusual y sofisticado que a su vez le inyecta una personalidad muy reconocible a la serie.

Sobre el final solo se puede decir que los guionistas no cayeron en la tentación de perpetuar la astucia de su personaje. Todos amamos a Saul, pero todo lo que sube tiene que bajar. Nos vamos con el corazón roto pero con la clara convicción de que al final, se hizo justicia.

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