Netflix está apostando fuerte por las adaptaciones de obras literarias. En Latinoamérica, sin ir más lejos, adaptaron para cine Temporada de Huracanes (Miller, 2023), el bestseller de Fernanda Melchor que ya está disponible en la plataforma. Por su parte el cinefotógrafo mexicano Rodrigo Prieto ya trabaja en la adaptación de la opus magna de Juan Rulfo, Pedro Páramo, también para Netflix. Y de igual forma, una de las obras de ficción latinoamericanas más importantes en la historia de la literatura, Cien Años de Soledad, pronto se convertirá en película exclusiva del gigante del streaming.

Pero por supuesto, la plataforma también tiene en la mira obras de otras latitudes, en esta caso optó por el formato de miniserie para adaptar la novela ganadora del premio Pulitzer All The Light We Cannot See (La Luz Que No Puedes Ver, por su nombre en español) escrita por Anthony Doerr.

El problema con las adaptaciones es que ¿debemos juzgarlas como materiales independientes o siempre se debe tener como referente el material de origen?. No lo sé, pero en este caso lo tuve fácil: no he leído All The Light We Cannot See, por lo que llego a esta miniserie de cuatro capítulos de una hora sin prejuicio alguno.

El año es 1944, en la Francia ocupada por los nazis, concretamente en el pueblo costero de Sr. Malo. Marie (la debutante Aria Mia Loberti) es una adolescente ciega que hace transmisiones de radio “ilegales” desde una casona de varios pisos que resiste el embate de la guerra. Cada noche Marie toma su radio y habla esperando que alguno de sus escuchas sea su padre, Daniel (Mark Ruffalo), otrora curador y profesor en el Museo de Historia Natural de París.

O posiblemente escuche Etienne (Hugh Laurie), el tío de Marie, héroe de guerra y que  -después nos enteraremos- sufre agorafobia, tiene pánico a los exteriores luego de las atrocidades que vivió en la Primera Guerra Mundial.

No sabemos si el padre o el tío de Marie estén escuchando, pero quien sí la escucha y trata de nunca perderse sus transmisiones es Werner Pfennig (Louis Hofmann), un adolescente alemán que fue reclutado en el ejército nazi por sus inusitadas habilidades en la reparación y operación de radios.

La radio juega un papel trascendental en esta historia: es el medio con el cual la resistencia francesa se comunica con las fuerzas aliadas para indicar dónde bombardear, es la herramienta con la que (sin saberlo) Marie y Werner se mantienen juntos, es un arma de guerra con el cual los alemanes buscan a los traidores, pero es también el hobbie que los mantenía con la imaginación viva en su niñez: ambos escuchaban una estación clandestina donde una voz profunda de alguien que se hacía llamar El Profesor, leía libros al aire, predicaba la paz en tiempos de guerra y explicaba temas científicos, como por ejemplo la luz, de la cual decía el profesor “la más importante es esa que no se ve”.

Pero quien realmente se vuelve el elemento de cohesión de todos los personajes es la maldad y el sinsentido de la guerra encarnado en el ejército nazi. Reinhold von Rumpel (Lars Eidinger) es un comandante alemán que busca a Marie para hacerse de una de las joyas que (él cree) le dejó su padre. Se trata de una gema que posee una extraña leyenda: quien la tenga vivirá para siempre, pero alguien muy querido sufrirá una tragedia.

La historia se narra de forma fragmentada, con constantes flashbacks que son particularmente útiles para entender el pasado de los personajes y por qué llegaron a donde están actualmente. Así vemos como David educaba a su hija para sobrevivir sin el sentido de la vista. Cuando la guerra llega, David pretende aplicar un La Vida es Bella  (Benigni, 1997) con su pequeña hija, pero Marie no es ninguna tonta, entiende los tiempos oscuros que vienen y en todo caso se refugia en la radio, con las transmisiones del profesor.

El diseño de producción (a cargo de Simon Eliott) resulta impecable, aunque es notorio el uso de sets, la decoración de ellos proyecta convincentemente la Francia devastada de los años cuarenta. Las actuaciones son irregulares, mucho de ello se debe a la decisión de que, a pesar de que los personajes son franceses y alemanes, todos hablan inglés, lo cual siempre saca de juego en cualquier serie o película.

La única actuación notable es la de la debutante Aria Mia Loberti, quien sin experiencia alguna en cine, entrega a un personaje que sabe plantarse frente a la cámara y que convence en su determinada desesperación por resistir hasta que la pesadilla acabe.

Quienes han leído la novela original no han tenido buena opinión sobre esta serie. “Algo se perdió en la translación”, dicen. Al no tener yo ese prejuicio, reconozco que si bien el ritmo y ambientación de la serie, así como la historia que se narra, me mantuvieron atento, el guión de Steven Knight, y principalmente la dirección de Shawn Levy llevan a terrenos casi de cliché esta historia.

Diálogos de exposición, escenas que parecen sacadas de película de acción, movimientos por demás predecibles, malos muy malos y buenos muy nobles. Supongo que nada de eso existe en una novela nominada al Pulitzer. Al final nada de lo anterior sorprende siendo que  el director, Shawn Levy, es el responsable de cintas de comedia y acción como Free Guy, Una Noche en el Museo e incluso capítulos de Stranger Things.

Así, esto se siente más como un passion project de alguien que seguramente amó la novela original y quiso llevarla a la pantalla chica. La serie se deja ver, por momentos incluso resulta conmovedora, pero definitivamente no es la mejor cinta sobre la segunda guerra mundial que haya visto. Aunque, si es una historia interesante sobre el poder de la radio, un aparato que lo mismo sirve como arma de guerra que como elemento que divierte, educa y hasta puede unir a seres queridos.

La Luz que no Puedes Ver ya se encuentra disponible en Netflix.

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