La nueva cinta de la dupla de cineastas norteamericanos Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett (V/H/S, Ready or Not, y un par de cintas de la saga Scream) es probablemente su producto más depurado, más divertido y más sangriento.

La receta es simple: una violenta y sanguinolenta cinta de vampiros situada en época actual pero que destaca por lo original de sus ingredientes, lo bien definido de sus personajes, y lo divertido de su guión que se entrega sin pudor al gore más violento (y por ende absurdo) que podría haber.

Un grupo de ladrones (el líder, la hacker, el músculo, etc) están por ejecutar un bien elaborado plan para entrar a una lujosa mansión. ¿Qué buscan? Rápidamente nos damos cuenta que esto no es un asalto sino un secuestro. El grupo tiene como misión llevarse a una pequeña niña de unos once años de edad que, luego de practicar sus movimientos de ballet, se va a dormir con todo y tutú.

La misión se ejecuta con éxito, los secuestradores burlan la sofisticada seguridad del lugar, se llevan a la niña y se refugian en una vieja casona donde deberán permanecer el resto de la noche en lo que las cosas se enfrían y esperan el pago del rescate. Así se los ordena el hombre que los contrató, el misterioso Lambert (Giancarlos Esposito en cameo extendido).

La noche es larga y en la espera, este grupo (que como medida de seguridad no puede usar sus nombres reales) empiezan a socializar. Es entonces donde surge la duda sobre a quién acaban de secuestrar. La sospecha apunta a cierto empresario sobre el cual pende la leyenda de un episodio sangriento. En esas están donde la sorpresa los topa de frente: la niña secuestrada, con todo y atuendo de bailarina, es en realidad una vampiro.

Y antes de que me acusen de estar revelando las sorpresas de la trama, no estoy descubriendo nada que no se muestre en los avances de la película. Aunque lo acepto, no saber este “pequeño” dato de la trama habría hecho más disfrutable la cinta pero ¿cómo cuentas de qué va la película sin mencionar eso?

El divertido guión escrito a cuatro manos por Stephen Shields y Guy Busick podría resumirse como una afortunada mezcla entre Reservoir Dogs y The Breakfast Club con una peculiar vampira que a pesar de su aparente fragilidad no tiene nada de débil y sí mucho de sanguinaria.

La cacería se desata y Abigail irá uno a uno tras sus captores. Es claro que, si quisiera, la niña podría acabar con todos en un tris, pero afortunadamente la pequeña Abigail piensa en nosotros, el público, por lo que el juego se irá haciendo más intenso y más sangriento conforme pasa el tiempo. Todos los personajes tendrán su momento para brillar (así sea muriendo de maneras poco ordinarias), pero quienes terminan robando el show son Melissa Barrera (como la escéptica ex-junkie Joey) y Dan Stevens como un expolicía que se pasó al lado oscuro.

Por supuesto, la protagonista es Abigail, la niña actriz Alisha Weir, quien no parece tener miedo a nada: lo mismo vuela por los aires que da patadas y golpes con la gracia de una elegante bailarina que muerde cuellos de los que brota muchísima sangre.

Alisha parece ser la más divertida con esta película y afortunadamente nos contagia ese entusiasmo. Esta película pinta para ser de lo más gozoso que veremos del género este año.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.
Google News

TEMAS RELACIONADOS