Cuando inició su mandato, López Obrador, en esos impulsos irracionales y a veces desproporcionados, se comprometió a crear un sistema de salud como el de Dinamarca. El primer mundo en términos de salud pública y con una infraestructura que hoy claramente dista muchísimo del nuestro.

Rebasado por la realidad, la Ciudad de México y el país entero viven hoy sumergidos en una precariedad del sistema de salud pública. Si bien es cierto que nos enfrentamos a la pandemia por Covid 19, que azotó al mundo a finales de 2019, hoy podemos ver lo lejano que estamos de esa posibilidad soñada del sistema de salud.

Quizás es por eso que miles de personas sin acceso a una salud pública digna, ni dispuestos a la burocracia e ineficiencia que representa una institución como el Seguro Popular o el IMSS, se han visto en la necesidad de improvisar su acceso a la salud mediante consultorios particulares como los que ofrecen por toda la Ciudad las farmacias.

Las pruebas Covid son otro ejemplo de cómo el sistema de salud se rebasó hasta en la detección de pruebas para diagnosticar la enfermedad y emitir certificados y tramitar los justificantes médicos.

El sostén de las empresas privadas resultó clave para dar soporte a la cantidad de casos diarios que surgieron en cada una de las olas de esta enfermedad.

Fue apenas que julio de este año que la Ciudad de México comenzó su proceso de vacunación a menores de 12 años. La primera dosis se aplicó a los niños dos años después de la pandemia; hoy, a más de un mes, con muchos días de diferencia de como lo sugirió el mismo sistema de salud aplicar la segunda dosis, miles de niños capitalinos se preparan para el regreso a clases sin el cuadro de vacunación completo y, sobre todo, sin una fecha que vislumbre la segunda dosis.

Durante los últimos días de clases ese mismo mes, vimos aparecer en los medios de comunicación una cantidad importante de reportes sobre la nueva ola de contagios en escuelas y trabajos. Maestros que se quedaron sin alumnos por el brote elevado de niños que daban positivo a Covid sin tener siquiera la primera dosis de la vacuna.

Hoy tenemos una situación que parece inacabable en nuestro precario sistema de salud pública, pues estamos lejos de tener las herramientas suficientes para enfrentarnos a las enfermedades contemporáneas que aparecen diariamente en otras partes del mundo y que llegan de manera sigilosa, pero rápida hasta nosotros.

La resistencia del gobierno ante la crisis ha resultado costosa en términos de vida. El sistema de salud danés se ha quedado en un sueño y otra promesa de campaña fallida, hemos visto más bien cómo el sistema por lo menos de vacunación ha pasado a manos del Ejército sin los resultados necesarios para satisfacer la urgencia que la realidad nos pide.

Las enfermedades cotidianas y nuevas son y serán un tema sin duda complejo de abordar, pero no hemos visto hasta hoy los resultados reales de priorizar la salud, las políticas en torno a la necesidad de médicos es para este gobierno una cosa más mediática que reflexiva.

La salud de los ciudadanos y una vida digna debe ser la prioridad de un gobierno hoy y siempre.

Twitter: @alepuente100

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