La confusión sobre el ejercicio democrático que vivimos los habitantes de la CDMX y el resto del país es constante. Propaganda en las paredes y espectaculares. Hace meses que personas han montado sus stands en las calles del Centro mientras proclaman que juntan firmas para la revocación de mandato, para que el Presidente sea removido de su cargo. Pero algo no hace sentido porque los mismos que juntan firmas van vestidos con los colores de Morena. Parecen mensajes cruzados, confusos. Que se quede, que se vaya.

¿De qué sirve la revocación? Preguntarse para qué, quizás sea más atinado. En política gana quien impone la agenda del día. El Presidente lo tiene claro: los simbolismos, la atención. Todos los medios, todas las instituciones. La Cuarta Transformación es sinónimo de López Obrador y un puñado de gente cercana son los que van ramificando el escalafón de esta administración hasta llegar a las ramas que movilizan el resto del país. Morena tiene en su poder 19 gobiernos estatales y alcaldías que utilizarán personas acarreadas para salir a votar. La misma forma de operar que usó el priismo durante tantas décadas. Es un momento crucial donde la democracia corre peligro.

El ataque sistemático al INE es clave en este ejercicio. Le impusieron al INE la responsabilidad de materializar la consulta, lo obligan a organizarla, pero no le dan los recursos. Para este ejercicio se requerían 4 mil millones de pesos, Morena sin embargo dio sólo 1,503 millones de pesos. Se usan recursos públicos para promoverla y el ejercicio pareciera que está enfocado para destrozar al INE. Y de alguna manera lo está. Por un lado, Morena no acata las recomendaciones por no decir los señalamientos del uso desmedido de recursos para promover partidistamente esta campaña; por el otro, Morena y en particular el presidente López Obrador está dispuesto a suprimir al INE, señalarlo y quitarle toda legitimidad. La institución que le diera el triunfo en 2018 y validara las elecciones que lo vieron llegar a la Presidencia, es la misma que hoy supuestamente pone todo en su contra.

El ejercicio truculento que es la supuesta consulta sólo sirve para favorecer a López Obrador: porque la revocación está hecha en teoría para que los opositores saquemos del poder a quien no está dando resultados. Sin embargo, el aparato para hacerlo posible es absolutamente engañoso. Para que la consulta sea vinculante, al igual que la consulta pasada sobre los expresidentes, se necesita 40% de la participación electoral, lo cual es importante señalar, no es una acción que no pueda debatirse y, de hecho, por eso es tan complicado entender la veracidad de esta campaña. Aun si lográramos juntar ese porcentaje solicitando la revocación del Presidente, éste podría discutir su autenticidad reclamando seguramente el incumplimiento del INE.

Por eso el silencio es tan importante este 10 de abril, pues están desesperados y permitieron a cualquier funcionario promover la revocación de mandato, han alterado las normas que rigen las vedas electorales con tal de hacer de este circo otro de sus supuestos mensajes. Sin embargo, el silencio es nuestra verdadera acción. NO participar en la consulta será un reflejo claro de que la participación ha sido nula, de que no queremos más circos ni teatros. Vivimos el hartazgo de un Presidente que sólo quiere nuestra atención para manipularnos, pero esta es también nuestra oportunidad de demostrar que somos mucho más que eso, que la oposición es por definición el freno a cada uno de sus inventos que alejan cada día a este país de la realidad que merecemos todas y todos los mexicanos.

Twitter: @alepuente100

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