En 2019 cuando se descubrieron los primeros casos de Covid, no sabíamos que esto ocasionaría una catástrofe de tamaño internacional con repercusiones en la salud y en la economía. En ese entonces también el presidente López Obrador sostenía que México tendría en la administración su gobierno un sistema de salud como el de Dinamarca o Canadá. La realidad es mucho más cruda que esa idealización. Ni Canadá ni Dinamarca ni otra entidad en el mundo ha logrado erradicar los estragos del virus. México como uno de los países emergentes no sólo no ha podido contenerla sino que lo ha manejado de la peor manera.

La parálisis económica atribuida a la contingencia afectó principalmente a los estados que viven del turismo. Según el Coneval el porcentaje de la población en pobreza extrema subió a 8.5% en el país. Quintana Roo, Tlaxcala y Yucatán son estados en aumento.

El pésimo manejo de la crisis por el Covid hizo que la pobreza en México alcanzara al 50.6 por ciento de la población, un repunte de 9 puntos porcentuales respecto a los niveles de 2018 cuando se ubicó en 41.5 por ciento al inicio de la administración actual.

Esto en términos prácticos representa que la mitad de la población no puede ni siquiera cubrir sus necesidades básicas, no existe un soporte gubernamental que sostenga esta crisis ni una respuesta de acción por parte de la actual administración para contener siquiera el crecimiento de estos datos.

Uno de los objetivos de este Gobierno por lo menos en su campaña ha sido combatir la pobreza y desigualdad y sin embargo a tres años de gobierno no se pueden ver resultados. ¿Podrían existir más pobres? ¿Una pobreza más cruda? Sí, podría. Y de ese discurso se mantiene el gobierno federal, de que las cosas siempre podrían ser peores. ¿Qué hubiera hecho el PRI? Preguntó el presidente en una de sus mañaneras. Sin embargo la realidad de la crisis se da de cara a las familias mexicanas que encima del incremento de la pobreza y la inaccesibilidad a cubrir sus necesidades alimenticias básicas se enfrentan también con carencias sociales primarias para estos tiempos. Hay un incremento de 15 millones de personas con carencias de acceso a servicios de salud. La población urbana en situación de pobreza subió del 37% en 2018 al 40% en 2020.

Esto paralelamente a la eliminación del Seguro Popular que ejecutó el gobierno de López Obrador, que atendía a los más vulnerables, y su sustitución por el Instituto Nacional de Salud para el Bienestar (Insabi). Institución insuficiente hasta el día de hoy para contener la pandemia y las necesidades de la población y sobre todo, alejado de su aspiración del servicio médico primermundista y de acceso universal que prometía el ahora mandatario. En 2018, el Seguro Popular cubría al 42,1% de la población, pero el Insabi apenas alcanzó al 26,9% en 2020.

Cuando el Presidente dice “Primero los pobres” claramente se entiende como los primeros en vivir el golpe de la crisis, los primeros en sentir hambre, los primeros en quedarse sin acceso a hospitales, los primeros en vivir esta cuarta y lamentable transformación.

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