El movimiento de este país, su rumbo, no se cambia ni con el Presidente ni con todas sus instituciones. México se cambia y se construye a partir de los ciudadanos. Los civiles y su inercia, los que mueven a esta Ciudad y al resto del país diariamente. Son los que definen el rumbo que queremos como ciudadanos. Pienso constantemente en la manera en que poco visibilizamos esta fuerza. La manera en la que millones de mexicanas y mexicanos le damos sentido no sólo económico, sino social y cultural a nuestro entorno.

Pienso en lo que muchas veces no nombramos cuando ponemos sobre la mesa los temas a discutir sobre las injusticias constantes de este país. Porque muchas veces no somos capaces de visibilizar que quienes están detrás de todas las representaciones políticas son también millones de personas que han elegido a través de la democracia un camino idealista en el que se construye un mejor país para todos, pero es justo en este punto, donde nos enfocamos de pronto en las causas y nos olvidamos de quienes las sostienen.

Me gusta mirar lo que sucede a mi entorno, y ver justamente cómo la gente puede hacer cambios desde sus trincheras y desde su posición en este mapa. No hay acción pequeña para mejorar nuestro entorno porque es desde el individuo que comienza la colectividad. No pensar en ser la mejor, sino ser los mejores en conjunto.

El escenario político es complejo en este momento. El hartazgo que generan las fuerzas políticas sobre los personajes políticos es evidente en la opinión pública. Por eso mismo, me resulta muy relevante que existan personas como Rodrigo Cordera que hoy es el delegado estatal en la Ciudad de México de la Fundación México con Valores que, grosso modo, es una fundación que dialoga y fomenta justamente los valores cívicos, la estructura social sobre la clase política. Una especie de desprendimiento de lo que ya conocemos para integrar las voces civiles a la conversación actual. Rodrigo, por su parte, ha logrado poner sobre la mesa desde ya hace algún tiempo los temas civiles que tienen relevancia y que necesitan representación, pero sobre todo atención de las fuerzas políticas para tomar en serio estas causas como una prioridad.

Un ejemplo que me viene a la mente es la reflexión que se generó en el Senado de la República sobre las #VacacionesDignas que implica principalmente mirar con urgencia lo precarizadas que son las vacaciones por ley de todos los mexicanos hoy en día correspondientes a seis días al año. Al mismo tiempo, esta fundación, presidida a nivel nacional por Braulio López Ochoa, es una organización capaz de reconocer cómo miles de personas se desarrollan de manera ejemplar en distintos ámbitos desde lo familiar, laboral, empresarial, profesional, comunitario. Porque justamente en la representación debe existir un diálogo por lo menos horizontal donde se escuche, pero también se dialogue.

¿Qué es la democracia sin la calidad moral de responder y reconocer a los ciudadanos ante sus necesidades?

Podemos entender la difícil tarea de romper estructuras tradicionales del México contemporáneo y más con las prácticas anacrónicas que el poder ejerce hoy en día como la prisión preventiva oficiosa y la militarización, y creo que justamente en contrapeso, necesitamos más que nunca el movimiento de los ciudadanos para cambiar el rumbo que nos depara como mexicanos.

Twitter: @alepuente100

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