Nuestra sociedad es una sociedad en constante cambio. El aprendizaje es la única posibilidad de evolucionar hacia una ciudad mejor comenzando por transformar nuestras propias instituciones para también así transformar nuestra manera de hacer justicia.
En México se necesita que las personas con discapacidad puedan garantizar su acceso a la justicia, así como a sus derechos humanos. Factores importantes como su salud mental deben tomarse en cuenta al momento de proceder jurídicamente.
Hace 10 años detuvieron y encarcelaron a Arturo Medina Vela, un joven con discapacidad intelectual y sicosocial a quien la policía acusó en 2011 de haber robado un vehículo, a pesar de no saber conducir ni tener una denuncia por ese supuesto delito.
El caso de Arturo es, además de inédito, un parteaguas para entender la justicia en esta ciudad, puesto que después de cuatro años en prisión y gracias al esfuerzo de instituciones como Documenta A.C. lograron no sólo su libertad, sino confirmar el atropellamiento y la falta de acceso a la justicia que viven muchas personas con capacidades diferentes.
Es necesario mirar con urgencia la desigualdad de oportunidades en una situación como ésta. De los cinco detenidos aquella noche, Arturo, el único con discapacidad, fue el único que no fue liberado, el único sobre quien recayó el peso atropellado de la justicia, al único que le negaron el debido proceso. Fue la propia justicia quien se aprovechó de su poder para darle un carpetazo a callar a quien probablemente necesitaba más apoyo para demostrar su inocencia.
Vivimos en una sociedad que busca la inclusión, pero ésta no sólo implica rampas en las esquinas o menos puentes peatonales, sino una construcción de pensamiento en el que podamos habitar una interacción más justa y menos llena de vacíos en los que se anidan todas estas injusticias.
El Estado mexicano ha salido a dar una disculpa pública a Arturo Medina Vela, además de anunciar una serie de medidas de reparación ante esta injusticia. Sin embargo, este es un momento clave para voltear a ver el largo camino que nos falta por recorrer.