La Ciudad de México ha sido durante la última década un ser híbrido que intenta adoptar los principales servicios de otras capitales del mundo. Lo ha intentado en la movilidad y desarrollo urbano del primer cuadro de la Ciudad. Quien visite este sector de la Ciudad por primera vez pensaría que la capital del país está a la altura de cualquier capital del mundo. Algo tiene de cierto, sin embargo, las últimas administraciones de la Jefatura de Gobierno han maquillado esta realidad al mismo tiempo que alimentan la mentira. Aun cuando se cuenta con servicios de transporte colectivo tan idéntico a otros, éste sufre su peor crisis por falta de mantenimiento, sin mencionar el atentado de corrupción que sufrió la Línea 12. Todo esto para mencionar cómo la realidad de esta ciudad siempre queda rebasada. Cómo los esfuerzos siguen siendo insuficientes o ineficientes.

El primer cuadro de la Ciudad de México es también el que ha sufrido el impacto de la gentrificación. Hay quienes se jactan de comparar esta Ciudad con otras, los precios de la vivienda en las principales alcaldías es tan desorbitante como Nueva York. Los nómadas digitales (extranjeros) que embellecen la ciudad de Claudia Sheinbaum facilitan el desplazamiento de los mismos capitalinos incapaces de pagar estos elevados costos. Sin embargo, estas alcaldías al mismo tiempo gozan en algunas partes de subsidios en la electricidad y el agua.

Pensemos entonces el trazo de la Ciudad con estos subsidios y comencemos a ver las necesidades a futuro, no sólo estéticas, sino primarias.

Así como hay una carencia en el mantenimiento de los servicios de transporte, todo lo demás agoniza de la misma forma. La cantidad de agua que se filtra y se fuga por las tuberías que recorren las entrañas de la ciudad es desmesurada. Atender un problema como los cableados, tanto de luz como de telecomunicaciones, es tan sólo la punta del iceberg. Para calcular una propuesta de esta magnitud, Rodrigo Cordera, uno de los principales motores de #VacacionesDignas, ha propuesto revisar estas posibilidades para tener acciones concretas por alcaldía. Los números resultan desoladores. Tan sólo señala que la organización Fran Alonso y Carolyn Greenwell calculan un costo de 30 millones de pesos por cada 1.6 kilómetros, lo que para la alcaldía Benito Juárez tendría un costo de 800 millones.

La solución visible está vista en la organización de instituciones, tanto del Gobierno de la Ciudad como de la CFE y empresas privadas. Sin embargo, el balance óptimo de este costo implica una verdadera fortuna en infraestructura.

La pregunta clave en esta circunstancia sería saber si un gobierno como el que hoy tenemos en México, capaz de gastar presupuestos millonarios en caprichos como la cancelación de un aeropuerto, puede tener la visión de reestructurar las entrañas de la ciudad para tener una mejor calidad de vida a futuro.

@alepuente100

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