La Ciudad de México tiene grandes retos y grandes posibilidades. Por una parte, la urgencia de un gobierno que sea capaz de mirar las necesidades de todas y cada una de las alcaldías. Desde luego, el poder centralizado no ha sido una opción viable. Desde el gobierno federal y el gobierno de la Ciudad, se han delimitado las prioridades que, por desgracia no son suficientes.
Una de las posibilidades que tiene el 2024 es el cambio viable, no solo de partido sino de una visión que verdaderamente redefina el rumbo de la Ciudad. Creo que vale mucho la pena pensar quiénes constituyen estas nuevas posibilidades. Mirar quiénes son los rostros y las voces de una política fresca y renovada. Pensar por ejemplo, quiénes verdaderamente representan las voces de los ciudadanos que mueven esta ciudad y que por lo tanto comprenden las necesidades más urgentes pero también las que constituyen un rumbo prometedor para la ciudad.
Hoy en día, también podemos hacer una evaluación de lo que se queda incompleto en la ciudad, lo que ha quedado sin terminar en términos de promesas pero también de necesidades. Y solo así, podemos saber la dirección más correcta, el rumbo claro que debemos tomar como destino político. No solo el discurso de un transporte público digno sino la realización realmente de una mejora, por ejemplo.
En 2024, tenemos también la posibilidad de conocer a nuestros más próximos cargos políticos: nuestros diputados locales. Y con eso comenzar la participación activa que pueda generar un cambio en nuestras comunidades. Los distritos que con estas propuestas nuevas proponen la idea de consolidad este futuro cercano y más real pero sobre todo congruente.
El pasado domingo inició la campaña de Movimiento Ciudadanos en distintas alcaldías y distritos de la ciudad de México. Fue oficialmente el primer día de una serie de esfuerzos que materialicen el cambio de este gobierno obtuso. Sin embargo es aún más que eso. Es el momento de que se tomen cartas en el asunto como ciudadanos. La participación conjunta con nuestros representantes a diputados y alcaldes significa también la posibilidad de una realidad social más participativa y diversa donde los poderes no se concentran en un solo partido como sucede actualmente.
A este movimiento aún le falta un paso: la consolidación de una elección que gane no solo representatividad sino una visión de cambio.
La ciudad de México está en un momento decisivo entre una elección que define su rumbo político pero también una elección presidencial que sin duda impacta de manera casi inevitable.
Por ahora, esta etapa de campaña nos da la oportunidad de mirar de Álvaro Obregón a la Gustavo a. Madero contemplando precisamente todas esas áreas de oportunidad que podrían convertir a esta ciudad en un lugar aún mejor.
La gran ciudad que todas y todos hemos habitado y construido está más que nunca en nuestras manos y es la oportunidad precisa para generar esta gran ola de un movimiento ciudadano.
@alepuente100