Por Alejandra Plaschinski Ávila
Sin duda el 2023 es el año de la democratización de la tecnología digital, sin embargo, ¿será que México está listo para enfrentar la llegada de la era digital en su máximo esplendor?
Al finalizar la pandemia del COVID 19, casi 50% de las pymes y mipymes utilizaban los medios digitales para subsistir; de acuerdo con EY, el comercio electrónico había tenido un aumento de 1.5 veces, alcanzando un valor estimado de 11,000 millones de dólares y una penetración de 5%.
El impulso forzado que nos generó la pandemia nos llevó a una rápida asimilación de la vida digital, y gracias a esto se han abierto los horizontes de emprendedores, pequeñas y medianas empresas hacia un mercado que antes de la pandemia estaba restringido a unos cuantos metros a la redonda. Los mexicanos, hasta ahora, estamos cosechando los frutos de una forzada digitalización y estamos comenzando a vislumbrar los espacios que se abren con esta nueva realidad.
Las políticas que se diseñen en esta nueva era deben considerar que la realidad digital en la que nos encontramos hoy está siendo afectada por innovaciones tecnológicas que crecen de manera exponencial. Desde Allied for startups llamamos por legislaciones y políticas que abracen esta era digital, que favorezcan el momento que tenemos en cuanto competencia de mercado electrónico, innovación y emprendimiento.
Políticas que crean barreras para el mercado digital como las que se están discutiendo en el marco de la reforma a la Ley Federal de Protección al Consumidor (entre ellas el traslado de responsabilidad para plataformas intermediarias de los bienes que ofrecen en sus canales) afectan desproporcionadamente al comercio en línea, restringen el emprendimiento digital, frenan el crecimiento de los pequeños negocios y obstaculizan la entrada de productos minoristas al mercado.
Trasladar la responsabilidad a las plataformas intermediarias de mercado, es el equivalente a hacer responsable a un centro comercial de los bienes y servicios ofertados dentro de uno de sus locales comerciales.
Siguiendo con el símil del centro comercial, exploremos las consecuencias de la adopción de esta política regulatoria: para que el centro comercial asuma esta responsabilidad tendría que limitar la oferta de los productos vendidos dentro de los diversos locales, elevar los costos para las inspecciones de cumplimiento de vendedores de los productos ahí ofertados, y/o solo permitir la apertura de locales para vendedores de ciertas características con probada solvencia.
Es claro ver con esta simplificación las consecuencias que tendría la adopción de una política de transferencia de responsabilidades en el contexto actual: crea barreras para el mercado digital e inhibe la innovación al encarecer el mercado y limitar sus participantes. También limita la entrada y crecimiento de startups, emprendedores, pymes y mipymes y es desproporcionada respecto al comercio tradicional.
Finalmente, es necesario resaltar que esta medida es contraria al espíritu de lo pactado en el capítulo de Comercio Electrónico del TMEC, en su artículo 19.17, donde se establece que en ningún caso las plataformas serán responsables “por daños relacionados con la información almacenada, procesada, transmitida, distribuida o puesta a disposición por el servicio.”
El comercio es tan viejo como la moneda misma, y las políticas que estamos utilizando para regularlo (aunque sea por la vía digital) siguen reflejando esa visión. En Allied For Startups proponemos que la visión se enfoque en cómo se verá México en la revolución del mañana, en cómo potenciar esos espacios que abrimos con pico y pala en la pandemia y que el futuro nos enseña de la mano del Chat GPT, ¿qué herramientas necesitaremos?, ¿cuáles habilidades tendremos?, ¿cómo innovaremos? y ¿cómo podemos fortalecer nuestra sociedad, nuestros emprendedores digitales y nuestras startups?
Directora para LATAM de Allied for Startups