Bien se sabe que para perdurar hay que renovarse, adaptarse, ser flexible. Eso no aplica sólo a los seres humanos sino también a las instituciones. Y estos días hemos podido ver dos claros ejemplos.
Tenemos a Steven Spielberg, grabando un video clip con su iPhone, pues es una forma brillante de decirle al mundo que un cineasta que apuesta por las creaciones para las pantallas grandes y en su estilo más clásico como lo acaba de hacer con su remake de West side story, también puede aprovechar los avances tecnológicos.
Una bofetada con guante blanco a los puristas que dicen que una cosa no es compatible con la otra, pues muy pocos pueden rebatirle algo a Spielberg, quien defiende que el lenguaje del cine para televisión es distinto al de la gran pantalla.
Por otra parte, la Muestra Internacional de Cine de Venecia acaba de anunciar su Sección Oficial para el Certamen, que se hará del 30 de agosto al 10 de septiembre, dejando al Festival de Cannes en segundo plano.
La Muestra más antigua del mundo, que cumple 79 años, fue opacada durante varias décadas por la competencia gala. Sin embargo, lleva ya varias ediciones sabiendo aprovechar el hueco que ésta le ha abierto con su reticencia a incluir películas de plataformas digitales en su programación estelar.
Esto ha ocasionado que la alfombra roja de la Riviera francesa se quede sin valiosas obras producidas por casas streaming que marcan el pulso del cine actual.
Podemos mencionar a ROMA, de Alfonso Cuarón, como ejemplo. La película de 2018 que hizo historia en los Oscar tras tener su estreno mundial y ganar el León de Oro en Venecia fue rechazada por Cannes debido a su conflicto con Netflix.
Este año, se teme que ocurra lo mismo con Bardo, de Alejandro González Iñárritu, cinta que también produjo esa plataforma y que es otro esperado título de la temporada que tendrá la ciudad de los canales.
Pero a los franceses no sólo se les escapó el esperado nuevo filme mexicano sino también le pusieron en bandeja a los italianos otras piezas relevantes entre las que se encuentran la biografía de Marylin Monroe, Blonde, dirigida por Andrew Dominik e interpretada por Ana de Armas, basada en la novela homónima de Joyce Carole Oates o White Noise, del cineasta neoyorquino Noah Baumbach, protagonizada por Adam Driver y Greta Gerwig, por mencionar sólo algunas.
Si tengo que buscar una imagen que represente el cómo poner un pie en el futuro, nada supera la idea de poder ver a Spielberg grabando el vídeo clip de “Cannibal”, el sencillo de Marcus Mumford, sosteniendo un celular entre sus manos mientras se movía alrededor del gimnasio de una escuela secundaria en Nueva York en una silla con ruedas empujada por un asistente.
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