Si alguien pensó que la estrategia de comunicación más poderosa de estas elecciones la tenían los famosos como Taylor Swift horneando galletas con el lema Biden-Harris 2020, o Julia Roberts vestida de pies a cabeza de negro con las letras “Vote” en blanco al igual que la mascarilla de Beyoncé o las decenas de tuits de Leonardo DiCaprio empujando a las urnas por el voto azul a sus más de 20 millones de seguidores entre una lista interminable de famosos que mueven masas en sus redes sociales, se equivocó.
Sí, Biden es ya el candidato de Estados Unidos más votado en la historia de este país y superó a Obama.
Lograrlo en plena pandemia lo hace épico.
Pero el que tejió una telaraña de forma maquiavélica fue Trump quien sabía, como bien lo predijo Bernie Sanders, que los votos por correo llegarían al conteo después que los votos presenciales y que esos, no se sabe por qué, suelen ser de mayoría demócrata.
Es ahí donde la artimaña de las fake news era la gran baza del presidente republicano que empezó a enloquecer desde el primer momento en el que los conteos dejaron de favorecerle y empezaron a darle la espalda. Pero no es que Trump ni sus asesores sean unos genios, al final, nada es nuevo.
Ejemplos hay muchos pero me remitiré a lo que el joven visionario Orson Welles supo hace décadas, y es el poder que tienen los mensajes.
Un caso que se enseña en la carrera de Comunicación acerca de cómo se pueden manipular las masas con los medios y por qué la veracidad y ética de la información es tan importante es precisamente el de la ocasión en la que Orson empezó a narrar en la radio cómo los extraterrestres invadían EU.
Fue una mañana de Halloween, la de 1938, cuando Welles despertó dándose cuenta de que era el hombre del que más se hablaba en América y es que la noche anterior a través de su programa de radio The Mercury Theater on the air, hizo una adaptación de La guerra de los mundos, de Herbert George Wells convirtiendo a la novela de 40 años de antigüedad en un boletín de noticias falsas con las que describía una invasión de marcianos en Nueva Jersey. Algunos oyentes tomaron la información como real y empezaron a llamar a la policía, las radios y diarios nacionales convenciendo a varios periodistas de que lo que estaba pasando era real y provocando histeria colectiva en el país.
Cuando Welles realmente acarició la bola de cristal y acertó en lo que vemos que sucede actualmente fue un par de años después con su clásica Ciudadano Kane (1941), en la que Orson imaginó el escenario que estos días se ha vivido en la América creada por Trump, pues en la cinta ocurre una escena que describe perfecto cómo un poderoso intenta manipular las elecciones a través de titulares falsos, vaya, con el poder de las fake news. Asusta que el guión escrito por Welles hace 79 años hoy sea real. Es lo que tienen los genios, que se adelantan al futuro. Lo bueno es que, con suerte, esta película tendrá final feliz.