Rabia, impotencia, desesperación. Eso es lo que se pudo ver en el rostro de Matthew McConaughey en su visita a la Casa Blanca para impulsar el control de las armas.
“Puedes sentir el dolor, la negación, la culpa, los sueños rotos”, dijo acerca de lo que percibió en su ciudad natal, que está en duelo desde los ataques a la escuela primaria en Uvalde, que dejó un saldo de 21 víctimas.
Los tiroteos masivos en EU están descontrolados, pero los políticos siguen enfrascados en discusiones estériles que hacen imposibles reformas urgentes como la verificación de antecedentes de los compradores de armas, la edad a la que es posible adquirirlas, entre otras inspecciones.
“No podemos ser verdaderos líderes si sólo vivimos para la reelección”, apuntó Matthew reflejando lo que el americano promedio siente: que todo se queda estancado en un tema administrativo, de intereses partidarios que están muy lejos del verdadero deseo de los ciudadanos.
En una sociedad tan pragmática como la americana desconcierta que un menor de edad pueda comprar un rifle con más facilidad que una cerveza. Las personas están cansadas de vivir con ese miedo latente a que un día, al dejar a sus hijos en la escuela, ocurra una fatalidad. Cada cierto tiempo, a los padres que tenemos hijos en las instituciones públicas de este país nos llega un mensaje en el que se nos avisa cuándo tendrán el “simulacro de aislamiento”. Así es como le llaman a la preparación para lo inexplicable, es el día en que enseñan a los niños a esconderse debajo de sus escritorios o en los armarios y guardar silencio por si alguien “malo” entra.
Estas balaceras son la mayor vergüenza de esta sociedad, pero los que tienen el control del tema esquivan la mirada porque sirven a un bien mayor: el de la riqueza que genera la peligrosa industria que está detrás.
Según The Firearm Industry Trade Association, en 2021 la venta de armas de fuego y municiones fue responsable de hasta 70.52 billones de la actividad económica total en el país. Yo me sumo al llamado de McConaughey al preguntarle a quienes mueven los hilos de ese negocio, ¿hasta cuándo? Porque se necesita tener una visión más grande para lograr estar por arriba de los pretextos y las leyes arcaicas que los hacen atarse, convenientemente, a paradigmas que ponen en peligro a sus habitantes.
Ojalá que el grito de McConaughey no se quede en anécdota como los cientos de condolencias a las víctimas. Esas que se sienten huecas y falsas cuando llega el nuevo horror, el circo mediático habitual, las peleas entre partidos y luego, el olvido...
unmundodecine@gmail.com
para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.