Con la temporada de premios en fuego es importante analizar qué es lo que sucedió en 2022 y cuáles son las historias que nos quisieron contar los cineastas.

Muchos de ellos optaron por mirar hacia sí mismos como fue el caso de Steven Spielberg con The Fabelmans o Alejandro González Iñárritu con Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades. También Damien Chazelle y su apoteósica Babylon se centró en los inicios del desenfrenado Hollywood. Tom Cruise hizo lo suyo con la exitosa Top Gun: Maverick, que llevaba décadas postergando y que no es casual que ahora encontrara su momento.

Se concretaron joyas como el Pinocho de Guillermo del Toro, una obra maestra que costó más de 15 años lograr y que volvió a los orígenes de la animación al optar por el stop motion.

Dos grandes figuras icónicas de la cultura pop tuvieron sus biopics: Elvis, de Baz Luhrman y Blonde, de Andrew Dominik. Pero la narrativa que más eco provocó fue la del humor negro, sus directores entendieron que las audiencias necesitan sumergirse en los temas de hoy acompañados de unas cuantas risas porque la realidad está en ese balance agridulce.

Así, no es de extrañar que una película como Everything everywhere all at once, de Dan Kwan y Daniel Scheinert, sea una de las favoritas en la carrera hacia todos los trofeos de la temporada. Un filme en el que una inmigrante china se ve en la misión de salvar al mundo encarnando de forma surreal todas las vidas en las que podría haber sido una líder, tiene mucha miga y capas, además de la fantástica.

Otro filme que está en la contienda de oro y que es completamente diferente pues se sitúa en una isla de la costa irlandesa es The Banshees of Inisherin, dirigida por McDonagh. Aquí son las actuaciones de Colin Farrell y Brendan Gleeson las que provocan varias carcajadas en medio de una oscura y a la vez, simplísima trama que explora las pasiones que se desatan cuando nos enfrentamos al rechazo.

En contraste está Babylon, en donde las escenas fastuosas, explosivas y abigarradas del mundo canalla y excesivo de Hollywood así como su antes y después de la llegada del sonido, están hechas para despertar esa sonrisa incómoda y catártica a la que te empujan las situaciones hilarantes y hoy, por suerte, completamente inadmisibles.

Por último, tenemos RRR, la película dirigida por S.S. Rajamouli, que narra la amistad entre dos legendarios revolucionarios indios en los años 20 y que es la sorpresa del año.

Todas estas cintas poseen mucho en común además del humor negro y es que sin darnos cuenta nos ponen en la carne de la vulnerabilidad. Cada una nos lleva a distintas latitudes, pieles, tiempos y luchas. Están tan bien hechas que no nos damos cuenta de que mientras reímos nos están cincelando la conciencia. Y se agradece, el que nos sigan haciendo responsables de mirar hacia temas urgentes regalándonos un respiro de ironía y comedia aguda bien ejecutada.

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