El 17 de julio se estrenó en la plataforma de streaming Disney+ la tercera temporada de la controversial serie El Oso, la cual ha generado opiniones divididas entre los espectadores; mientras unos protestan que ésta resultó una temporada sosa y sin contenido, otros aplauden que se hayan arriesgado al tomar la oportunidad para explorar a profundidad la vida -fuera de la cocina- de los protagonistas.

Si bien la segunda temporada se mantuvo en una montaña rusa atiborrada de caos, gritos, tensión, secretos por revelar e intentos fallidos de encontrar un punto de quietud; la tercera entrega es un sitio apacible donde poder descansar después de tanto desconcierto y ser participes no únicamente del estrés que se vive dentro de la cocina, sino también del meticuloso proceso que conlleva preparar los platillos que cautivaran a los comensales.

La música toma un papel crucial a lo largo de estos diez episodios, pues los ratos en quietud se ambientan con piezas de soul y jazz, logrando que lo visual y auditivo se entrelacen con tal precisión que se perciban indivisibles.

Con la finalidad de que el restaurante El Oso sea acreedor a una estrella y así obtener reconocimiento en cuanto a la calidad de la comida y servicio, Carmy (Jeremy Allen White) y Sydney (Ayo Edebiri) tendrán que trabajar arduamente para lograr su cometido; sin embargo, esto a Carmy le costará el doble pues su obsesión con la perfección lo lleva a crisis constantes, lo que provoca que su trastorno de estrés postraumático se haga más presente y visible a ojos externos, causando que a algunos chefs les sea complicado seguirle el paso.

La problemática que persiste sin aterrizar a una solución es el vínculo amoroso que Carmy quebró sin quererlo; piensa incesante en sí disculparse con Claire (Molly Gordon) pero que, probablemente por el nivel de culpa y vergüenza que siente al enfrentar la situación -puesto que su mismo círculo familiar y social no paran de reprocharle cada que tienen oportunidad que fue una mala persona- decide postergar y enfocarse en mejorar sus platillos.

Un desatino infortunado fue el innecesario peso que se le dió a Fak (Matty Matheson) pues sus momentos cómicos pasaron sin pena ni gloria. Aunado a que la repentina aparición de John Cena entorpeció el episodio 5, Niños, uno de los más significativos en cuanto a narrativa; pues significaba la anhelada trascendencia del restaurante; la sesión fotográfica tanto del restaurante como de la comida para posteriormente ser juzgados por una de las revistas más relevantes en cuanto a la crítica gastronómica no debió tomarse a la ligera, este episodio daba para retomar la tensión que se venía manejando en la temporada anterior y se desaprovechó por completo con jugueteos fastidiosos entre Cena y Fak.

Los episodios a destacar fueron el 6, Servilletas y 8, Trocitos de hielo; después de haber sido despedida de su antiguo trabajo, Tina (Liza Colon-Zayas) busca desesperada una nueva oportunidad. Sin éxito alguno, entre sollozos entabla una conversación con Michael (Jon Bernthal) en la que ambos comparten sus pesares y penurias laborales. “¿Cuál es tu trabajo soñado?” Esta pregunta hace que la conversación se torne entrañable. Michael la contrata en The Beef y la vida de Tina da un giro súbito; Natalie (Abby Elliott) sin otra alternativa, llama desesperada a su madre Donna (Jamie Lee Curtis) en busca de auxilio ya que sus contracciones se vuelven insoportables, madre e hija esperan juntas a la llegada de la labor de parto; lo que comienzan como quejas y regaños, finalizan como anécdotas de cómo es que Donna dió a luz a cada uno de sus hijos. Natalie, conoció otra faceta de su madre; calmada, tierna, amorosa, repleta de nostalgia y arrepentimientos.

Ambos capítulos exhiben las fibras más íntimas de aquellos personajes que tuvieron poca visibilidad o que de primera instancia, fueron mal juzgados; la intención es clara y logra su cometido: dar una sacudida de prejuicios y re-conectar desde la emoción, lo humano.

El episodio 9, Disculpas, capta de inmediato la atención de los cinéfilos, debido a que desde el inicio se habla de George Melies y los inmensos aportes que realizó al séptimo arte. Marcus, el repostero, lo toma como una inspiración, pues así como Melies fue considerado como un mago, Marcus toma esa influencia para llevarla a sus platillos y llenarlos de magia.

Concluyendo con el episodio 10, Para siempre; durante una cena, Carmy confronta al chef David Fields (Joel Mchale), el hombre que le generó severos ataques de pánico y ansiedades cuando Carmy era recién un aprendiz en la cocina, y al recriminarle lo mal que lo ha pasado desde entonces, David, con actitud hostil, alega que de no haberle enseñado de esa forma, no se habría convertido en uno de los mejores chefs del momento.

¿Merece la pena obsesionarse con lo que uno sueña hasta alcanzar la perfección a costa de verse mermada la salud mental?

Black Swan (Darren Aronofsky, 2010), Whiplash (Damien Chazelle, 2014), y la reciente Pearl (Ti West, 2022) son claros ejemplos de las repercusiones físicas y psicológicas de lo que un individuo es capaz de hacer y soportar con tal de llegar a la cima.

La aclamada serie El Oso, escrita y dirigida por Christopher Storer le ha valido a la fecha nada más que 23 nominaciones a los premios Emmy en una sola temporada; entre los que destacan mejor serie de comedia, mejor actor principal en una serie de comedia para Jeremy White y mejor actriz principal en una serie de comedia para Ayo Edebiri.

¿Qué le deparará al oso y a quienes forman parte de él? Desde una mirada optimista, podría ser el punto de partida para que Carmy, por fin, priorice y fortalezca sus relaciones interpersonales.

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