La cifra de la niñez en orfandad sigue creciendo de manera acelerada, con más de 131 mil menores de edad que perdieron a sus cuidadores primarios durante la pandemia sanitaria, México es uno de los países que tiene la tasa más elevada de niñas, niños y adolescentes en estado de orfandad, estadística a la que debe sumarse la de aquellos a los que les arrebataron a sus madres por feminicidio, lo que resulta de suma gravedad debido a que como lo ha señalado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, el ambiente en el que los niños crecen es un elemento determinante de su desarrollo, porque en los primeros años el ser humano establece vínculos y recibe estímulos que le permiten adquirir las habilidades necesarias para relacionarse con su entorno y son la base de su desarrollo futuro.

De 21 países estudiados por la revista británica The Lancet, en México existen 131 mil 325 menores en estado de orfandad por causa de la pandemia sanitaria, de los cuales 33 mil 342 perdieron a su madre, 97 mil 951 a su padre y 32 mil a ambos. En los casos de los infantes cuidados por los abuelos que tienen la custodia, 4 mil 429 niños perdieron a su abuela, 5 mil 342 a su abuelo y 36 niños a ambos.

Son cifras alarmantes, a las que se deben sumar las muertes provocadas por la violencia de género. De acuerdo a cifras oficiales, en los últimos cuatro años, más de 5 mil niñas, niños y adolescentes se quedaron huérfanos a causa de feminicidios. Los hijos e hijas de esas mujeres asesinadas son víctimas indirectas y que de manera lamentable son revictimizados.

Buscando el interés superior de la niñez en agosto de 2021 se publicó en el diario oficial de la federación el “Protocolo Nacional de Atención a Niñas, Niños y Adolescentes en Condición de Orfandad por Feminicidio”, con el objeto de establecer una ruta de atención integral, pero de manera lamentable la herramienta sigue ausente en su aplicación.

Es importante destacar que los niños que pierden a sus cuidadores primarios tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, violencia física, emocional, sexual y no solo se vuelven víctimas de la violencia sino también son proclives a convertirse en generadores de la misma.

Especialistas han señalado que las experiencias adversas aumentan riesgos vinculados con suicidios, embarazos adolescentes, entre otros, a lo que se suma que uno de los derechos más vulnerables es el acceso a la educación ya que es lo primero que regularmente se sacrifica pues los menores de edad empiezan a trabajar y suelen ocuparse de otros menores más pequeños, a su vez se convierten en cuidadores, en su mayoría las niñas.

Ante el aumento de la orfandad es necesario implementar acciones y mecanismos de protección especial a las niñas, niños y adolescentes que se encuentran en ese estado de vulnerabilidad.

Es imperante que para las niñas, niños y adolescentes que son víctimas indirectas por feminicidio se estandaricen los protocolos y lineamientos de actuación de las instituciones encargadas de la procuración y administración de justicia para que no sean revictimizados en su búsqueda de acceso a la justicia, además de que se deber revisar las normas, los programas y los protocolos de actuación desde una perspectiva de género.

Actualmente contamos con un marco jurídico que nos deja muy lejos de garantizar a las niñas, niños y adolescentes la protección plena de sus derechos humanos. En este sentido se requieren medidas que garanticen un trato digno y la restitución de sus derechos de niñas, niños y adolescentes anteponiendo el interés superior de la niñez, el cual es pilar fundamental en todo estado de derecho.

para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.

Maestra en políticas públicas
Alejandra Barrales (@Ale_BarralesM)

Google News

TEMAS RELACIONADOS