En pleno siglo XXl, el reconocimiento y consolidación de los derechos de las mujeres es una lucha constante y duradera que día a día enfrenta grandes retos, pues hoy la igualdad sustantiva, el reconocimiento y la protección de los derechos de las niñas, adolescentes y mujeres no son una realidad tanto a nivel mundial, cuanto en nuestro país.
El feminicidio, es el acto de violencia más atroz en contra de las mujeres, por lo que es prioritario combatirlo y erradicarlo a lo largo del territorio nacional, pero de manera lamentable la realidad nos rebasa, nos muestra que estamos lejos de ello, y genera tristeza, dolor y rabia enterarnos que a plena luz del día el centro de la Ciudad de México sea escenario de otro feminicidio, el de Adriana Arana.
Crece el enojo cuando se conoce públicamente que, con antelación, Adriana había denunciado que era víctima de violencia familiar; acudió ante las autoridades de procuración de justicia pero no le brindaron medidas de protección para salvar su vida. El 11 de agosto dos sicarios, a bordo de una moto, le arrebataron la vida a Adriana a balazos cuando circulaba a bordo de su vehículo por el Viaducto Miguel Alemán, una de las avenidas principales, la cual que registra un alto transito de vehículos a cualquier hora del día.
La Secretaría de Seguridad Ciudadana informó de la detención de los presuntos agresores materiales y del autor intelectual, su ex pareja sentimental, Enrique S. de 47 años de edad; los tres en la comisión de otros delitos por los que fueron consignados, pero no por el feminicidio de Adriana.
La situación fue denunciada y, en demanda de justicia, familiares de Adriana marcharon el sábado pasado para exigir que los feminicidas sean procesados por este delito, situación que a la fecha no ha pasado. Este feminicidio evidencia que los lentes de género aún están ausentes en las instituciones de procuración de justicia.
Uno de los principales objetivos de la declaratoria de alerta por violencia contra las mujeres, es convocar a todas las autoridades para que unan esfuerzos con el fin de reducir la violencia feminicida, lo cual aún se está lejos de alcanzar.
Debemos seguir levantando la voz para exigir a las autoridades de procuración y administración de la justicia que hagan realidad los lentes de género en sus tareas.
Todavía falta mucho para alcanzar realmente la igualdad sustantiva en materia de género, para que las mujeres y las niñas puedan ejercer a plenitud los derechos que les corresponden en todos los ámbitos de la vida, tanto pública como privada.
Resulta indispensable alcanzar un andamiaje jurídico eficaz e integral que proteja los derechos de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, pero para este propósito es indispensable un cambio cultural, un cambio de paradigmas.
Para ello, debemos romper los roles basados en el binomio tradicional de lo femenino, frente a lo masculino y en las cargas sociológicas que ello implica. Para combatir la violencia de género, debemos visualizar la discriminación y la opresión.
Como sociedad que no podemos ser indiferentes frente al hecho de que cientos de mujeres sigan siendo víctimas de hombres para quienes la condición de mujer no tiene ningún valor. Es momento de reflexionar de manera colectiva en cómo podríamos construir una sociedad distinta a la que hoy impera, en la que se arrebata la vida a 10 mujeres cada 24 horas a lo largo de todo el territorio nacional.
Alejandra Barrales (@Ale_BarralesM)