Llegamos de nueva cuenta al mes donde las niñas y los niños son el centro de los festejos, pero también de las cifras que reflejan que no estamos donde queremos, en el siglo XXI la esclavitud infantil sigue siendo un problema social actual; México es el segundo país de América Latina y el Caribe con mayor prevalencia en trabajo infantil; niñas y niños en la pobreza que viven con miedo y sufren violencia.
Estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, revelan que a nivel mundial más de 160 millones de niñas y niños realizan trabajos forzados o tareas inadecuadas para su edad, las cuales ponen en riesgo su desarrollo físico y psicológico.
La OIT y la Organización de Naciones Unidas en su informe Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna (2023), señala que en 2021, 49.6 millones de personas vivían en condiciones de esclavitud moderna, de las cuales 27.6 millones se enfrentan a trabajo forzoso; de ellas, 6.3 millones a explotación sexual comercial forzosa, y de ésta última cifra 4.9 millones son mujeres y niñas, es decir, 12 por ciento de las personas de trabajo forzoso son menores de edad y de éstas más de la mitad víctimas de explotación sexual.
En nuestro país se estima que 3.2 millones de niñas y niños de 5 a 17 años de edad trabajan en condiciones de esclavitud infantil, lo que conlleva serias consecuencias en muchos ámbitos de su vida, tales como la perpetuación de la pobreza, la salud, así como los efectos psicológicos, además de estar propensos a enfermedades crónicas y/o desnutrición por estar expuestos a largas jornadas y a sustancias peligrosas.
De acuerdo con la UNICEF en México hay aproximadamente 40 millones de niñas, niños y adolescentes, pero la mitad vive en condiciones de pobreza, y las que lo hacen en contextos de referente indígena, 9 de cada 10 no logran satisfacer a cabalidad sus necesidades fundamentales, lo que coloca a sus sistemas de familia en una situación de vulnerabilidad.
La esclavitud infantil es un problema complejo con diversas aristas que van desde prácticas inhumanas, como el trabajo infantil, hasta otras formas de sometimiento, como la trata de personas, el matrimonio forzado o el abuso sexual infantil.
Cifras de la Organización Save the Children, en el mundo hay más de 150 millones de niñas y niños que son víctimas de trabajo infantil, trata de personas, matrimonio forzado y reclutamiento forzado.
Es tiempo de reflexionar sobre la cruel realidad que viven millones de niñas, niños y adolescentes en muchos rincones del planeta, y resulta trascendental que tanto gobierno como sociedad trabajemos de manera conjunta para transformarla, para que se pueda garantizar a las niñas, niños y adolescente su acceso a la salud, a la educación y al esparcimiento para un desarrollo pleno.
Ya no basta con denunciar las condiciones de pobreza en que viven muchos menores de edad en nuestro país, es urgente que se construyan contextos favorables para el ejercicio pleno de los derechos de nuestra infancia y adolescencia.
En la lucha en contra de la esclavitud infantil es importante fortalecer el marco jurídico, a fin de sancionar de manera adecuada a quienes esclavizan a las niñas, niños y adolescentes, pero también es necesario que las autoridades cumplan con su función de inspección y vigilancia, que atiendan las denuncias ciudadanas de casos de niñas, niños y adolescentes que son esclavizados en México.
Maestra en políticas públicas
Alejandra Barrales (@Ale_BarralesM