En México, la situación para las niñas, niños y adolescentes es preocupante, su captación por parte de los grupos de la delincuencia organizada no es nuevo, pero cobra relevancia cuando en esta espiral de violencia cada 24 horas son asesinados dos niñas y niños con arma de fuego. De enero a agosto pasado se registraron 729 homicidios en contra personas de entre 0 y 17 años en todo el país, de los cuales 120 eran mujeres.

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en su informe de “Medición de la Pobreza 2020” señala que entre 2016 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza a nivel nacional pasó de 43.2 por ciento a 43.9 por ciento, representado un aumento de 3.5 millones de personas al pasar del 52.2 a 55.7 millones de personas, agregando que la incidencia más grande de la pobreza en 2020 por grupos de edad, se presentó entre menores de 18 años, porcentaje que fue del 52.6 por ciento.

La Red por los Derechos de la infancia en México, que aglutina a 72 organizaciones de la Sociedad Civil en 18 estados, establece que, de acuerdo con estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el número de homicidios de niñas, niños y adolescentes reportados en los primeros 8 meses de 2022, representan un incremento del 3.6 por ciento, con respecto al mismo periodo de 2021, que se registraron 704 carpetas de investigación por homicidios contra niñas, niños y adolescentes.

Las entidades federativas más letales para la niñez y adolescencia son Michoacán, Guanajuato y Oaxaca, pues uno de cada cuatro de los homicidios de niñas, niños y adolescentes registrados en el país se cometieron en esos estados.

No contamos con una cifra exacta del número de niñas, niños y adolescentes que han sido cooptados por la delincuencia organizada, sin embargo, en 2019 REDIM, estimó que 30 mil han sido incorporados a sus filas.

Las carencias sociales, económicas, culturales, educativas, familiares y psicológicas que padecen las niñas, niños y adolescentes son los factores que aprovechan los grupos del crimen organizado para el reclutamiento de la niñez.

En el “Estudio niñas, niños y adolescentes reclutados por la delincuencia organizada”, elaborado por la organización Reinserta y presentado en octubre de 2021, se señala que las niñas, niños en promedio ingresaron a las filas de la delincuencia organizada entre los 12 y los 15 años, al igual que su acceso al consumo de drogas.

Es importante la propuesta de reforma que se presentó en septiembre pasado en la Cámara de Diputados para prevenir el reclutamiento de menores de edad por parte de los grupos del crimen organizado, porque la sociedad civil sufre las consecuencias de la operación de la delincuencia organizada, no solo cuando se lucha contra esta y queda en el fuego cruzado, sino en el día a día al verse expuesta al contacto con actividades que están fuera del marco de la ley y que normalizan conductas violentas y violatorias de los derechos de la niñez.

La situación es alarmante y plantea la urgencia de que las autoridades federales, estatales y municipales; especialistas, académicos y organizaciones de la sociedad civil trabajen de manera conjunta en un diagnóstico y el desarrollo de estrategias que atiendan las causas de lo que origina y provoca la espiral de violencia, espiral en la que uno de los sectores más vulnerables es la niñez.

Debemos buscar incidir en los factores vinculados a la violencia social, debemos contribuir a la reconstrucción del tejido social a través del desarrollo continuo de una cultura de paz implementando modelos de atención psicosocial para niñas, niños y adolescentes en contacto con la violencia en México.

Maestra en políticas públicas  
@Ale_BarralesM

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