Hacer realidad la igualdad salarial por un trabajo de igual valor en todos los países y sectores, es la Meta 8.5 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas, que se plantea en la Agenda 2030, lo que se ve cuesta arriba porque en la actualidad las mujeres cobran 20 por ciento menos que los hombres y de acuerdo con el Foro Económico Mundial se requieren 136 años para terminar con las diferencias.

Entre 2005 y 2022, la participación laboral femenina de más de 15 años que decidió trabajar o buscar empleo se ha mantenido entre 40 y 45 por ciento, respecto a los hombres que mantienen niveles superiores al 70 por ciento, no obstante, la situación es distinta en cada entidad, pues mientras en Baja California Sur, Colima y Yucatán hay más mujeres económicamente activas; en Querétaro y Chiapas el porcentaje es muy bajo.

La brecha salarial de género se explica en parte por características individuales, como la educación, el tiempo de trabajo, la segregación ocupacional, las habilidades y la experiencia, pero la realidad es que en una gran parte se debe a la discriminación por razones de género.

En México, pese a que la brecha salarial disminuyó en los últimos tres años, en promedio, las mujeres tienen un salario 12.2 por ciento menor que el de los hombres, de acuerdo con la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI), pero es un problema que se presenta en todas las edades, de acuerdo con la EAE Business School.

Datos de 22 países registrados en LinkedIn, revelan que solo algunas industrias tienen niveles cercanos a la igualdad de género en el liderazgo, como: las organizaciones no gubernamentales, en un 47 por ciento; la educación, 46 por ciento; los Servicios personales y de bienestar, 45 por ciento; e Infraestructuras, en un 16 por ciento.

La brecha salarial persiste en todas las edades de la vida laboral, pero se hace más evidente a partir de los treinta años; de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), de los trabajadores de la salud, el 73.2 por ciento son mujeres, que perciben sueldos hasta 23.7 por ciento menores que el de sus pares hombres.

La CONASAMI ha confirmado que la brecha del salario por hora y género en el empleo formal tuvo una disminución en tres años, de 13.1 por ciento en 2018, pasó a 12.2 por ciento en 2021; no obstante, la pandemia sanitaria agudizó la situación, pues antes, el periodo para acabar con la diferencia salarial era de 36 años, y ahora, el Foro Económico Mundial indica que se requieren 136 años para terminar con las diferencias.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), ha señalado que aún hay sectores donde las mujeres tienen un peso más elevado en la fuerza de trabajo y no hay condiciones equitativas en cuanto a ingresos, la realidad es que las mujeres perciben menores ingresos en todos los tipos de ocupación y las brechas más amplias están en sectores con mayor presencia de mujeres.

El estudio Legislación sobre transparencia salarial: Implicaciones para las organizaciones de empleadores y trabajadores, de la Organización Internacional del Trabajo, concluye que las medidas de transparencia salarial pueden ayudar a abordar la brecha salarial de género y a reducir las desigualdades de género en el mercado laboral.

Es urgente que se avance en la ley de cuidados, así como en la instrumentación de políticas de cuidados y que sean el eje de una agenda internacional para avanzar en la construcción de un mundo del trabajo mejor y con mayor igualdad de género; en tanto, las empresas están obligadas a crear programas que ayuden a disminuir esta brecha salarial y permita a las mujeres estar en igualdad de condiciones que los hombres en todos los sectores de la economía y cargos.

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Maestra en políticas públicas  
@Ale_BarralesM 


 

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