El año pasado ONU Mujeres declaró que el feminicidio en México, es una pandemia más violenta y más terrible que la pandemia del Covid 19 ; los colectivos y las organizaciones feministas advirtieron desde el inicio de la pandemia sanitaria que la violencia de género se había exacerbado y ayer las cifras oficiales lo confirmaron, 2020 cerró con un incremento del 0.3 por ciento, tan solo en feminicidios.
Una historia de esas estadísticas la conocimos hace unos días, Ana Gómez de 21 años de edad, quien, en junio pasado, en medio de la pandemia sanitaria, salió de su natal Chiapas hacia Playa del Carmen, Quintana Roo , en busca de una mejor calidad de vida para su familia. Desde su llegada fue empleada como lavaplatos en el Hotel Hard Rock Riviera Maya .
Ana desapareció la tarde del 18 de diciembre pasado, 10 días después su cuerpo fue encontrado, con signos de violencia sexual y física, en los alrededores del hotel. De acuerdo con las investigaciones el responsable del feminicidio fue Carlos G., quien prestaba sus servicios de seguridad en el mismo hotel.
A Ana no le arrebató la vida un desconocido en un paraje, sino que la asesino un conocido de su entorno, su compañero de trabajo y en los alrededores del lugar donde laboraba. Es la evidencia de lo que la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, UNODC , ha señalado, son las niñas, adolescentes y mujeres, las que tienen más probabilidad de ser asesinadas por sus parejas, familiares o conocidos de su entorno, se estima que sucede en un 80 por ciento de los casos.
El feminicidio no solo creció en número de casos, sino que se extendió a lo largo del territorio nacional, de acuerdo con estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública , pasó de ubicarse el feminicidio en 404 localidades en 2019, a 424 en 2020, lo que significa un incremento del 5 por ciento.
De acuerdo con las estadísticas oficiales las 10 entidades que registran mayor número de carpetas de investigación por feminicidio son: Estado de México, Veracruz, Ciudad de México, Nuevo León, Jalisco, Puebla, Oaxaca, Baja California, Chihuahua y Morelos.
En tanto que en 2020 los 10 municipios más peligrosos para las niñas, adolescentes y mujeres fueron: Ciudad Juárez, Chihuahua, Tijuana, Baja California, Monterrey, Nuevo León, Culiacán, Sinaloa, las alcaldías de Iztapalapa, Cuauhtémoc y Tlalpan; Zapopan y Tlajomulco.
Es una pandemia que crece, porque sigue habiendo estructuras que permiten la violencia contra las mujeres , la violencia más invisible, pero también la más cruenta que es la que también se expresa en el fenómeno de los feminicidios.
La violencia institucional es una conducta que impide y obstaculiza el pleno ejercicio del derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, por ello es necesario establecer los elementos para castigar, vía administrativa, la violencia institucional contra las mujeres, ya que la falta de su tipificación impide que sea sancionada y por ende abona a la impunidad.
Es necesario que se reforme la Ley General de Responsabilidades Administrativas para que las secretarías o los órganos internos de control consideren a la violencia institucional como abuso de funciones de la servidora o servidor público que ejerza atribuciones que no le competen o bien cuando se valga de las que tenga para realizar o inducir actos u omisiones arbitrarios.
Se deben erradicar los casos en los que en la barandilla del Ministerio Público , hacen que las víctimas desistan de la denuncia, denuncia, que pudo haberles salvado la vida, pero que por esa acción hoy son parte de la estadística del año más violento para las mujeres.
Alejandra Barrales (@Ale_BarralesM)