Desde el inicio del planteamiento del proyecto de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde , en Veracruz (CNLV); éste se ha visto rodeado de reacciones negativas por parte de diversos sectores de la población como: grupos ambientalistas, académicos y la resistencia de las Madres Veracruzanas . El rechazo a este proyecto es porque se considera que es un riesgo latente para la sociedad.
Y es que es un secreto a voces que desde el año 1998 la CNLV ha tenido varias revisiones de organismos internacionales especializados en seguridad nuclear y en todos los casos han dictaminado que las condiciones en que opera actualmente esta planta representan un peligro socioambiental. Una de las primeras valoraciones fue realizada por la World Association of Nuclear Operators (WANO) cuyo informe, a pesar de ser confidencial, se dio a conocer gracias a Greenpeace. En este se revisaron más de 60 áreas de seguridad y en todas se observaron deficiencias graves que eran suficientes para sugerir que la planta cesara operación hasta que se corrigieran.
Después, en 2007 otro informe de Large and Associates Consulting Engineers actualizó la información recabada por WANO y señaló que existe una constante incapacidad y falta de competencia en múltiples puestos relacionados con seguridad, los cuales derivan principalmente de un modelo organizativo defectuoso, al que el informe se refiere como fallo institucional que va más allá de lo que WANO originalmente señalaba, pues hay evidencia de que es en la dirección administrativa donde persiste el mayor riesgo debido a la carencia de un plan integral.
En el año 2018, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) realizó el Informe de rendición de cuentas de conclusión de la administración 2012-2018 en el que describe la situación de la planta como preocupante, pues encontró múltiples piezas del equipo de seguridad en condiciones deterioradas, falta de personal para realizar las inspecciones necesarias, recorte presupuestario (aunque ya eran insuficientes los recursos económicos de los que disponía la planta) y una sobreexigencia de sus capacidades. Todos estos elementos presuponen grandes posibilidades de que pueda suceder algún accidente, pues no se cuenta con los elementos necesarios para operar en las mínimas condiciones de seguridad la CNLV.
En el mismo informe se describe cómo en la operación de la planta hay omisiones y manipulación de información, pues existen varias acciones irregulares en el manejo de desechos, control de material, etc. Es decir, con el fin de mantener activo el proyecto (que está valuado en más de 50 mil millones de pesos) se está arriesgando a la sociedad por una falta de ética asombrosa.
De igual forma, se dio a conocer un nuevo informe de WANO (el cual es confidencial), en el que se menciona que existen condiciones aún más graves que las encontradas en 1999 cuando realizaron su primera revisión. Esto se debe al deterioro que ya presentaba la planta, al cual se suma el recorte por la austeridad que el nuevo gobierno está realizando.
Todos estos hechos han sido denunciados en múltiples ocasiones por los grupos que están en desacuerdo con el proyecto. Además, en los años 2004, 2011 y 2017 se ha documentado el incremento en la incidencia de cáncer, malformaciones y otros padecimientos entre la población inmediata a la CNLV, así como más de 50 incidentes como: derrames de desechos, fallas en la contención de radiación, entre otros.
Actualmente el presidente ha mostrado su rechazo a esta información y ha declarado que la CNLV opera con seguridad, desestimando la evidencia comentada e incluso se está considerando incrementar la capacidad operativa de la planta debido a que “supuestamente es más limpia y eficiente que la que se obtiene de otras formas de energía” (como termoeléctrica o carboeléctrica, que representan la mitad de la que se produce en el país).
Aunque aún existe debate sobre el tema, actualmente hay múltiples voces críticas sobre la fiabilidad y beneficios que se supone tiene la energía nuclear , pues hay informes públicos en los que se observa que los costos de operación de las plantas, así como la eficiencia energética producida indican lo contrario, ya que este tipo de plantas tienen una vida útil promedio de 35 años, lo que probablemente no sea suficiente para amortizar su costo de construcción, operación, así como las acciones en las que supuestamente se intenta la remediación de los efectos negativos provocados por estas (los cuales tienen poco éxito) o hasta un posible accidente (como ejemplo se puede revisar el caso del evento de Fukushima, en Japón, en el año 2011, el cual costó 314 mil millones de dólares en daños materiales y aún se sigue pagando). Además, los desechos nucleares requieren almacenamiento especial por cientos de años, por lo que esto también es un costo añadido.
Actualmente México carece de estándares mínimos de manejo, seguridad y capacidad financiera para poder mantener activa y sin riesgos de largo plazo la CNLV, por ello es fundamental escuchar a la población y a los grupos de lucha que se han mantenido activos por más de 20 años, como el de Madres Veracruzanas .
Con la finalidad de poner en perspectiva el peligro que representa la CNLV es adecuado recordar los accidentes conocidos de Chernóbil, en Ucrania, en 1986 y Fukushima, Japón, en 2011. En ambos casos los efectos negativos de dichos desastres pusieron en riesgo la seguridad y viabilidad de la vida humana en más de 20 países, imposibilitando la edificación de asentamientos seguros en no menos de cientos de kilómetros del área de efecto. Por ello, es importante recordarle al gobierno que no importa el número de empleos o dinero perdido si lo que está en riesgo es la vida de cientos de personas, así como la posibilidad de que una gran parte del país quede completamente envenenada por un accidente de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, en Veracruz.
Profesora Investigadora del Departamento de Producción Económica, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. Correo: gioconda15@gmail.com