Eliminar el cáncer como causa de muerte es una prioridad global y un reto al que nos enfrentamos día con día, ya que tan solo en México, cada año se registran alrededor de y recientemente, la , con más de 90 mil decesos.

La ciencia e innovación han contribuido al desarrollo de terapias de última generación, mismas que tienen por objetivo cambiar el pronóstico del cáncer, sobre todo para aquellos cánceres más complejos y difíciles de tratar como el cáncer de mama, pulmón, ovario, próstata y los hemato-oncológicos.

Pero es importante tener presente que existe una diversidad muy amplia en esta enfermedad, por ello, también deberemos asegurar el acceso e impulsar desarrollos clínicos para otros tipos de cáncer como el de hígado, vías biliares, urotelial o hepatocarcinoma y colaborar con organizaciones de la sociedad civil e instituciones para que en conjunto logremos que el cáncer no sea sinónimo de muerte.

Hasta el momento, hay más de 100 proyectos en oncología que incluyen moléculas o indicaciones nuevas de moléculas que han tratado en 2022 a más de 16 mil mexicanos y que para 2023 esperan atender a más de 22 mil, este es un panorama alentador pues cada vez se encuentran disponibles más y nuevas terapias dirigidas a los diferentes tipos de cánceres.

Nos dirigimos a mutaciones genéticas de tumores cada vez más específicas para las cuales hasta hoy, no hay alternativas que beneficien significativamente a la población. Esto nos lleva al futuro del cáncer: los tratamientos personalizados.

Las terapias que se han desarrollado en los últimos años ya no son generales, es decir, que un mismo tratamiento para cáncer de pulmón se les pueda indicar a todas las personas; ahora la ciencia nos permite identificar el tipo de tumor y la expresión genética que pueda tener cada individuo o cada grupo de personas para poder ofrecerles la mejor terapia. A medida que entendamos más sobre la parte genética de los tumores y las expresiones que tienen o no tienen de un gen específico, podremos saber si la monoterapia o una combinación le funcionará a la persona, impactado también en todas las áreas de su vida.

Sin duda aún nos queda un largo camino por recorrer y múltiples vertientes que explorar, pero es vital comenzar a tomar acción desde el pilar del diagnóstico oportuno. De la mano de ello, será de gran valor colaborar con grupos médicos a nivel institucional y a nivel nacional para realizar pruebas de diagnóstico molecular y así asegurar si un tejido o muestra del tumor presenta algún tipo de mutación genética que permita ofrecer al especialista la información que requiere para decidir qué terapia es la adecuada para cada persona.

Actualmente, también existen programas e iniciativas únicas en la industria que apoyan al diagnóstico oportuno, como DIMO, una unidad de diagnóstico móvil que ha recorrido diferentes ciudades en el país para ofrecer de manera gratuita pruebas de tamizaje y antígeno prostático, y así poder identificar un riesgo elevado de cáncer de pulmón y próstata.

Aunque el panorama en México es alentador, aún hay retos por superar y para ello, como industria farmacéutica continuaremos guiándonos por la ciencia, innovación y desarrollo para ofrecer las mejores alternativas a quienes lo necesitan.

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