Es una muy buena noticia que el Gobierno federal aumente los salarios de las y los maestros de educación básica, pues a pesar de la gran labor que realizan y todos los esfuerzos que hicieron durante la pandemia, aún cuentan con un salario bajo con relación al trabajo que desempeñan. Los aumentos que van del 1 al 3% a su salario, se complementarán con el 3.5% que ya iban a recibir este año, logrando en algunos casos un aumento real del 7.5% en 2022. Estos últimos, son los maestros que perciben el salario más bajo del sistema de educación, pero también serán los únicos trabajadores del estado que su ingreso subirá a niveles similares a los de la inflación.

La manera en la que se trata a las y los maestros de educación básica, contrasta con aquellos que trabajan en los sistemas de educación media y superior de las universidades públicas, así como aquellos que forman parte de las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García. Recordemos como los recursos en 2022 destinados para aumentar los salarios de las universidades públicas en México, se quedaron a menos de la mitad de la inflación que se está padeciendo en los primeros 4 meses del año y, como los maestros de las Universidades del Bienestar se encuentran en las peores condiciones del sistema educativo, al carecer de un contrato y prestaciones, viviendo en la precariedad e incertidumbre y sujetos a la apertura de convocatorias semestrales.

A todos debe alegrarnos el aumento de los salarios al magisterio de educación básica, pero se requiere de un piso parejo para todas y todos los demás maestros del país. La diferencia en el trato abre la puerta a especulaciones y a darle matices políticos. Más aún cuando el sector magisterial de educación básica y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), son una fuerza política en sí misma y juegan un papel decisivo en las elecciones locales, estatales y federales. Que no se malinterprete, esto no lo digo en un sentido negativo, todo gremio tiene el derecho a asociarse, velar y defender sus intereses. El magisterio lo sabe y ha sabido llegar a acuerdos con los partidos políticos que ostentan el poder, sin importar su color.

Por su parte, si no se apoya igual a las y los maestros de las instituciones de educación superior, se puede pensar, también, que es a causa de la baja en las preferencias electorales que está teniendo el partido mayoritario en este sector. Recordando como en las elecciones de 2021, Morena perdió apoyo en los votantes con mayor nivel educativo, a diferencia del amplio apoyo que este sector le dio en 2018. Pareciera que la 4T está castigando a las universidades y comunidades científicas, por ser uno de los grupos más críticos de las políticas públicas encabezadas por este gobierno.

La diferencia de trato entre los niveles educativos se percibe, además, a través del Proyecto de nuevos Planes y Programas de Estudio (PPE) que la SEP quiere implementar desde el próximo ciclo escolar. Si consideramos que el sistema de educación en México está conformado constitucionalmente por los niveles de preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior, lo lógico sería establecer políticas y modelos congruentes entre sí, pero parece que existe el interés de fracturarlo, al establecer políticas diferenciadas entre la educación básica y la media y superior.

El Proyecto de nuevos PPE plantea principios y objetivos muy diferentes a los programas, evaluaciones y perfiles docentes y estudiantiles, con los que están trabajando las universidades e instituciones de educación media y superior en México. Lo que generará una fractura entre los niveles educativos nacionales, pero también con los de otros países, considerando que los PPE propuestos por la SEP difieren de las tendencias educativas internacionales y de la mayoría de los sistemas educativos implementados en el resto del mundo. Por lo que además de fracturar el sistema educativo nacional, el nivel de educación básica mexicano quedará aislado.

Para que la polarización y la competencia electoral se queden fuera de la educación y las aulas, es necesario que todos los niveles del sistema educativo nacional cuenten con apoyos equitativos, que los maestros de todos los niveles ganen más y las universidades reciban más recursos. Se requiere también, que el sistema educativo nacional trabaje a partir de los objetivos comunes que establece nuestra Constitución, permitiendo a las y los estudiantes alcanzar el pleno desarrollo de su personalidad, una libertad plena, una mejor calidad de vida y el fortalecimiento del respeto de todos los derechos humanos.

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