Uno de los grandes problemas que enfrentan las sociedades mundiales actualmente, tanto en México como en la mayoría de los países, tiene que ver con las profundas desigualdades sociales que existen entre los más ricos y los más pobres. Esta brecha, que se ha expandido y hecho más evidente en el contexto de la pandemia de COVID-19, sólo podrá acortarse cuando los gobiernos tomen acciones específicas y de gran calado en favor de las mayorías, procurando una cancha más pareja para todas las personas.
Por ello, es una pena que la Ley de Ingresos para el 2023 no incluya una profunda reforma fiscal dirigida hacia las grandes plusvalías. Consistente, por un lado, en un impuesto progresivo sobre el patrimonio bruto –activos financieros y físicos en México y en el extranjero para prevenir la fuga de capitales–; por otro, en una alta tasa aplicada a las herencias y, finalmente, en un ajuste legislativo para reducir o cancelar las exenciones y deducciones a los grandes contribuyentes para evitar que eludan el pago o evadan sus impuestos.
En 2023 no se discutió ni se incluyó tampoco una reducción del ISR, para las pequeñas empresas y para los trabajadores asalariados. Con la finalidad de encontrar un punto de equilibrio de recaudación entre los más ricos y los menos favorecidos, con base en principios de justicia y equidad, lo que inclusive podría convertirse en un incentivo para aumentar la tasa de formalidad laboral y liberar ingresos para dedicarlos al consumo y, así, devolver una parte en el IVA. Considerando, además, que el Presidente prometió una reforma fiscal al inicio del sexenio.
El análisis del Paquete Económico 2023 realizado por el Centro de Investigación y Análisis Fundar, define muy bien las prioridades que tuvo el gobierno federal en materia fiscal: quienes ganaron con su aprobación fueron los multimillonarios y quienes siguieron perdiendo fueron los derechos humanos y la reducción de las desigualdades.
Aunque el Presupuesto de Egresos de la Federación prioriza el gasto social, materializado mayoritariamente en pensiones y becas, esto se logra recortando y desapareciendo otros programas o llevando a cabo aumentos marginales e insuficientes en las políticas orientadas a la salud, seguridad, educación, ciencia, tecnología, innovación, equidad de género y sistema de cuidados, entre otros.
Destinar recursos por medio de ayudas directas es sumamente importante y una gran ayuda para millones de personas que viven en pobreza y pobreza extrema. Sin embargo, la Secretaría de Hacienda ha tenido que aceptar que estas pensiones y becas alcanzan y benefician más a las familias de mayores ingresos que a las menos favorecidas. Es decir, la idea es buena, pero la ejecución es terrible por estar pensada para mantener un discurso político sobre los resultados.
La organización México Evalúa ha denunciado que el paquete económico 2023 tiene como uno de sus componentes la discrecionalidad para fines electorales. Debido a que existe un aumento progresivo cada año en la desclasificación geográfica de los recursos, generando que el 65% del total de los recursos en programas de transferencias no distribuibles geográficamente sean gastados en la Ciudad de México en perjuicio de las 31 entidades restantes, cifra que puede llegar hasta el 87% –Léase El presupuesto unidimensional: subsidios en el PEF 2023, en numerosdeerario.mexicoevalua.org–.
La propaganda presidencialista tiene como principal eslogan “por el bien de todos, primero los pobres”, pero en la realidad López Obrador tiene puesta su mira en los triunfos electorales de su grupo político y en beneficio de la autodenominada cuarta transformación. En los hechos, está haciendo un gobierno que defiende los privilegios para las élites, se sigue enfocando en aumentar las ayudas directas a pesar de que estas no están alcanzando mayoritariamente a los deciles más bajos y reduce cada año las obligaciones del Estado afectando los derechos sociales de la población. En el discurso sataniza y señala, pero en los hechos hasta el día de hoy este gobierno se acerca más a uno neoliberal, conservador y populista.