La comunicación política que ha tenido el Presidente López Obrador, así como la Alianza del PRI-PAN-PRD, provocan una polarización riesgosa que si bien consigue votos, también permite la concentración del poder y genera un espacio para sesgos y estereotipos respecto a la figura del adversario, una de las características del populismo.
Ambas posturas, que intentan vender la idea de que solo existen dos bloques y que la única forma de salvar al país es optar por uno u otro, promueven el odio y profundizan la polarización que hay en la sociedad. Mientras unos hacen todo lo posible porque las y los electores olviden los abusos con los que gobernaron durante décadas, los otros hacen todo para silenciar cualquier voz que señale sus errores, haciendo ver a cualquier opositor como un traidor. Si no estás con ellos, estás en su contra y favoreces al enemigo.
Para evitar malinterpretaciones, no estoy diciendo que en el PRI, PAN, Morena, PT y PRD no existan personas que trabajen en beneficio de la ciudadanía. Para nada, cada uno de estos partidos cuentan con personas con trayectorias intachables y llenos de propuestas benéficas para el país. Y para ser claro, lo que considero peligroso y necesario de señalar, es la fabricación de mentiras y la retórica extremista en el debate político.
Si en verdad el Presidente está preocupado por la desinformación que se vive en el debate público nacional, necesitaría decir que todos los mensajes que ha dado en contra del PRIAN, hoy se contradicen con su invitación a que dos gobernadores provenientes del PRI y del PAN, se unan a su proyecto político y de gobierno.
Más allá de los discursos, y a pesar de los cambios políticos partidistas, los dichos extremistas del Presidente son una cortina para mantener una cultura de simulación y que protege los pactos políticos por encima de los compromisos con la ciudadanía. Parecieran decir que “si estás conmigo y utilizas el poder a tu alcance para favorecerme, mantendré el pacto de impunidad”. Y esto también incluye a empresarios que se han beneficiado de los contratos y concesiones públicas, más allá de los sexenios y las ideologías partidistas.
Cuando se concrete la integración al gabinete presidencial de dos o más exgobernadores del ‘PRIAN’, la ciudadanía podrá darse cuenta que más allá de nuestras filias y fobias, es necesario hacer un análisis objetivo de lo que representan para nosotros y nosotras el dar nuestro apoyo sin condiciones a una persona o partido.
La polarización afecta a toda la ciudadanía. Más allá de la mentira, en un momento en que la política ha renunciado a construir la unidad nacional, necesitamos aspirar a una sociedad organizada y a partir de una agenda social trazar los acuerdos mínimos que pueden lograr la unidad para reconstruir al país y frenar el desastre. Aspiremos a conocer a profundidad las trayectorias y acciones políticas que, en lo individual y como partido, las y los políticos llevan a cabo.
Exijamos la rendición de cuentas, promovamos a aquellas personas y partidos que promuevan el respeto a los derechos humanos, que se preocupen y actúen en consecuencia por los problemas medioambientales y, sobre todo, que tengan propuestas que incluyan a todas las voces y comunidades interesadas.