Nuestro país inicia un nuevo periodo ordinario en el Poder Legislativo y la segunda parte del sexenio del Presidente López Obrador. El Congreso, como el país, se ha convertido paulatinamente en una disputa de extremos que hacen todo lo posible para que las propuestas de unos y de otros no pasen y, las que logran pasar, nos dejan a deber y se quedan a medias.

La agenda legislativa del Senado iniciará con tres temas: la legislación secundaria de la revocación de mandato, la reforma política electoral y la militarización del país por medio de la incorporación de la Guardia Nacional a la SEDENA. Temas que provienen de los intereses partidistas de Morena y sus aliados y no de demandas ciudadanas, por lo que es importante que, antes de aprobarse, se sujeten a mecanismos de control, participación y transparencia, como es el Parlamento Abierto.

Morena intentará convertir la figura de revocación en una de ratificación, surgida del interés del Presidente por promover su figura y obtener la legitimación ciudadana antes de terminar su sexenio. La reforma política electoral, pretende vulnerar la autonomía del poder judicial y del INE, por medio de destituir a quienes encabezan estas instituciones y así vulnerar los contrapesos políticos. Los cambios a la recién creada Guardia Nacional, buscan terminar la institucionalización de la militarización de la seguridad pública, dando la espalda a las víctimas y a todos los estudios que señalan que esta política de guerra está perdida y está directamente relacionada con los más de 350 mil asesinatos y las más de 90 mil desapariciones acumuladas a lo largo de 3 sexenios.

El periodo legislativo inicia también con la reincorporación de la ex Secretaría de Gobernación y Senadora de representación proporcional, Olga Sánchez Cordero, quien además fue elegida presidenta de la mesa directiva del Senado de la República, nombrada sin unanimidad y con reservas de la oposición. Personalmente, considero que su llegada no mermará la dirección que tiene el Senador Ricardo Monreal sobre la bancada Morenista, quien mantendrá un diálogo con el presidente sin intermediaciones.

Las posturas pro-persona de la ministra en retiro, respecto a la despenalización de la Mariguana, la migración y la interrupción legal del embarazo, que desarrolló antes de ser parte del proyecto presidencial, son la muestra de las diferencias que tiene con la 4T. El Congreso ganará mucho si la Senadora Sánchez Cordero promueve propuestas armónicas a su gran experiencia en la construcción jurídica de los derechos humanos en México, aún cuando estas sean contrarias a las posturas del Presidente López Obrador.

La nueva presidenta de la Mesa Directiva en el Senado, requerirá una disposición para el diálogo con todos los partidos y sobre todos los temas. Si su objetivo es conciliar y apoyar las mejores propuestas legislativas, no sólo debe relacionarse con Morena o sólo acudir con la oposición cuando no le alcancen los votos al partido mayoritario, pues si se busca el bienestar ciudadano, es necesario considerar que una buena política pública puede provenir de cualquiera de los partidos.

Olga Sánchez Cordero, regresa a la Cámara Alta con el peso de su trayectoria en la Corte, pero también, con los pendientes que dejó como Secretaria de Gobernación. En su gestión: No mejoró el trato que les damos a las personas migrantes, refugiadas y desplazadas, mantuvo también al país como uno de los peores lugares del planeta para ejercer el periodismo y la defensa de los derechos humanos y, a pesar de algunos esfuerzos, no mejoró la atención, asistencia y reparación que requieren las víctimas de la violencia.

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