Las impresionantes imágenes del universo profundo que conocimos gracias al telescopio James Webb, son el resultado del arduo trabajo de cientos de personas pertenecientes a diversas agencias científicas, así como a la constante inversión pública y privada que, en conjunto, decidieron cooperar y superar cualquier obstáculo científico, político y económico para lograrlo. Los retratos de las estrellas y galaxias que dejaron de existir mucho antes incluso del surgimiento de nuestra especie, denotan la pequeñez en tiempo y espacio de la humanidad, pero también la grandeza de nuestra evolución para superar estas limitaciones. Nos muestran, además, lo que se puede conseguir a través de la planeación pública y cómo la producción e innovación científica deben estar blindados frente a los cambios políticos si queremos que alcancen sus metas.
Este último aspecto se vuelve relevante al ver a Joe Biden, Presidente de los Estados Unidos, presentando estas imágenes en una transmisión en vivo a nivel global. Esto, después de que el expresidente Trump hiciera una cruzada en contra de la ciencia y hacia quienes se dedican a ella, al recortar los presupuestos a las dependencias civiles relacionadas con la investigación y desarrollo científico. Entre ellas la Fundación Nacional para la Ciencia y a las dependencias encargadas de proteger el medio ambiente –un problema que por los niveles de consumo estadounidense nos afecta a toda la humanidad–. En el caso de la NASA, Trump intentó colocar sobre ella una agenda personal sobre la opinión y los planes de la agencia.
La planeación, la cooperación internacional y la internacionalización del conocimiento, son capaces de superar los nacionalismos y la exclusión. Los blindajes legislativos con los que cuentan las agencias norteamericana, europeas y canadienses para garantizar el desarrollo y autonomía de su trabajo, nos permitieron ver y analizar, sin distinción, a todas y todos los seres humanos las imágenes más nítidas de la luces mas antiguas del universo. Elementos que toda política tendría que aprender del proyecto que hizo posible el telescopio James Webb.
Las decisiones públicas no pueden escaparse de los enfoques y principios de las personas que las ejecutan. Sin embargo, la valoración y anhelos individuales no tendrían que ser la base en las que se sustentan las políticas. El diseño, diagnóstico y análisis de los problemas que queremos resolver, requieren de un conocimiento científico para tener una mayor perspectiva con base en la evidencia y la eficacia de las soluciones planteadas. Contando también, desde luego, con la opinión y participación ciudadana, así como con la más amplia transparencia y rendición de cuentas.
Esto no quiere decir que las políticas no pueden tener cambios sobre la marcha o que puedan variar en sus presupuestos. Al contrario, la flexibilidad es un elemento importante y los nuevos conocimientos que vamos generando, al implementarlos, son tan valiosos como el diagnóstico en el que justificamos los objetivos del proyecto y las metas que queremos alcanzar. El telescopio James Webb costó mucho más de lo que se tenía previsto e hizo que a otros proyectos se les redujera el presupuesto o fueran retrasados, pero gracias a la presión de la comunidad científica que explicaron los aportes a los que podría llegar, en conjunto con una ciudadanía que confío en la ciencia y sus aportes, pudo sobrevivir a las críticas y a los cambios políticos.
Ejemplos como este, tendrían que cuestionarnos más acerca de la manera en la que hacemos la planeación e implementación de las políticas en nuestros municipios, estados y en la federación. Casi todas están pensadas a muy corto plazo, se diseñan con poca flexibilidad y carecen de la capacidad de replantearse mientras se van implementando. Las políticas son frágiles y poco realistas por estar reposadas en proyectos y creencias personales, así como en partidos políticos sobre proyectos de nación; en los cuales coadyuvan instituciones autónomas, voces expertas nacionales y extranjeras, así como de una ciudadanía activa.
Realizar un pacto nacional en donde mexicanas y mexicanos diversos cooperan y superan en conjunto, cualquier obstáculo científico, político y económico para alcanzar las metas que se proponen. Por más increíbles que nos puedan parecer.
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