El asesinato reciente del empresario Julio Almanza, así como el cierre de tiendas de conveniencia Oxxo en Tamaulipas, son eventos que reflejan una preocupante escalada de violencia en México, particularmente contra el sector empresarial. Estos incidentes no solo impactan a nivel local, tienen repercusiones significativas en el panorama nacional. Julio Almanza, un empresario respetado y presidente de la Federación de Cámaras de Comercio (Fecanaco), en Tamaulipas, fue asesinado en un acto que parece motivado por la creciente inseguridad que azota a la región. Su muerte deja un vacío en la comunidad empresarial, al tiempo que envía un mensaje de vulnerabilidad a otros empresarios que operan en áreas afectadas por el crimen organizado. Por otra parte, el cierre de tiendas Oxxo en Tamaulipas es otra señal alarmante. Oxxo, una de las cadenas de conveniencia más grandes de México, ha sido un pilar en la economía local y nacional, ofreciendo empleo y servicios esenciales a miles de personas. La decisión del cierre no se toma a la ligera. Es un indicativo de que la violencia y la extorsión están alcanzando niveles insostenibles para las empresas, incluso para aquellas con recursos significativos. Según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, al mes de julio de 2024, en el estado de Tamaulipas se presentaron 30 denuncias por extorsión; sin embargo, se trata de un delito que, en la mayoría de los casos, no se denuncia. Mientras, en el país, el delito de secuestro aumentó un 36.3% tan solo en el mes de junio, según datos de la organización Alto al Secuestro. Estos eventos son síntomas de un problema más amplio: la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad y la protección de sus ciudadanos y negocios. La violencia contra el empresariado no solo desalienta la inversión local y extranjera. La percepción de que México es un lugar inseguro para hacer negocios arraiga cada vez más. Esto puede llevar a una fuga de capital y talento, a la paralización de proyectos de inversión y al incremento del desempleo, agravando las condiciones de pobreza y marginación. Es imperativo que el gobierno mexicano, el entrante en todo caso, tome medidas decisivas para combatir esta ola de violencia. No se trata solo de desplegar más fuerzas de seguridad, sino de implementar estrategias integrales que aborden las causas profundas del crimen organizado, como la corrupción y la impunidad. Es crucial fortalecer las instituciones de justicia para asegurar el desarrollo económico del país y que se recupere la confianza en el Estado. La muerte de Julio Almanza y el cierre de tiendas Oxxo en Tamaulipas son un llamado urgente a la acción. La seguridad y la estabilidad del país dependen de la capacidad de sus autoridades para proteger a quienes, con su trabajo y emprendimiento, contribuyen al crecimiento y desarrollo de México. El nearshoring aunque atractivo como piedra angular para el desarrollo del país, es apenas una promesa que puede quedar al aire por nuestro destino violento. Sin un entorno seguro y propicio para los negocios, el progreso económico seguirá siendo una meta difícil de alcanzar. Cabe destacar que, el pasado 2 de agosto, grupo FEMSA anunció la reapertura de las tiendas tras llegar a acuerdos con las autoridades estatales y federales. El diálogo es el principio de las vías para la paz, hay que pasar a los actos consumados.

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