La reciente captura, entrega o arresto de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López ha generado una inédita especulación, no solo por la duda de la operación, sino también por las declaraciones contradictorias entre los gobiernos de México y Estados Unidos. Este evento ha puesto de relieve las ocultas tensiones en la cooperación bilateral en materia de seguridad y que ha sido la característica más clara en este sexenio que se encuentra a semanas de concluir. Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, negó categóricamente que su país haya participado directamente en la operación que llevó a la captura de ambos capos. Según Salazar, ni recursos ni agentes estadounidenses estuvieron involucrados en la detención. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador insinuó que no ha habido cooperación suficiente por parte de Estados Unidos en este caso, lo que desató una serie de respuestas y justificaciones por parte del embajador a quien hay que reconocerle su esfuerzo por mantener en alto nivel la imagen de colaboración entre ambas naciones. Uno de los aspectos más intrigantes de esta captura es la afirmación de que Joaquín Guzmán López se entregó voluntariamente. Este detalle, como lo hemos comentado anteriormente, sugiere un nivel de negociación y estrategia que puede estar relacionado con acuerdos entre diferentes facciones dentro del Cártel de Sinaloa, o incluso con las autoridades estadounidenses. Por otro lado, la afirmación poco creíble desde mi perspectiva de que “El Mayo” Zambada fue trasladado a Estados Unidos en contra de su voluntad, contradice la idea de una entrega voluntaria enrareciendo más esta historia y plantea interrogantes sobre cómo se llevó a cabo realmente la operación, y los desencuentros entre cárteles que se avistan. Salazar, en su informe, también mencionó que el vuelo que trasladó a Zambada y Guzmán López desde Sinaloa hasta Santa Teresa, en Nuevo México, no estuvo bajo el control de Estados Unidos. Según el embajador, ni el avión ni el piloto eran de origen estadounidense, lo que sugiere que la operación pudo haber sido orquestada por actores locales. El embajador Salazar también aprovechó la ocasión para defender la cooperación entre México y Estados Unidos en asuntos de seguridad, destacando que ha habido una constante comunicación y colaboración entre ambos gobiernos desde el momento de la captura. Esta declaración fue en respuesta a las críticas de López Obrador, quien cuestionó la falta de cooperación de Estados Unidos en este caso en particular. La figura de "El Mayo" Zambada, el líder más longevo y enigmático del Cártel de Sinaloa, ha sido clave en el narcotráfico internacional durante décadas. La afirmación de que fue llevado a Estados Unidos en contra de su voluntad sugiere que hubo un conflicto o traición interna que facilitó su detención. En cuanto a Joaquín Guzmán López, su entrega voluntaria podría indicar un intento de asegurar un trato más favorable por parte de las autoridades estadounidenses o incluso un deseo de protegerse de posibles represalias dentro del propio cártel. En última instancia, la captura de estos dos capos es vista por algunos como una victoria significativa para los gobiernos de México y Estados Unidos en su lucha contra el narcotráfico. Unos atribuyen estas capturas como un regalo para la presidenta entrante de México, otros más como activo para la campaña de la candidata estadounidense Kamala Harris, lo único claro es persisten desafíos, tal vez desconfianzas, en la cooperación entre nuestros países. El famoso “Culiacanazo” cobró facturas a los criminales, por parte de las autoridades tristemente no por las de nuestro país. Exsecretario de seguridad Fundador de AC Consultores

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