A 18 días de las elecciones veamos cómo está el semáforo de negativos, riesgos y expectativas. Después de un año de una intensa dinámica de grilla y política, por fin se terminará esta etapa y México entrará a un proceso para la formación de un nuevo gobierno. Iremos a las urnas en uno de los momentos de mayor polarización política y violencia en la historia reciente del país.
Un semáforo nos da señales de cómo podemos movernos frente al 2 de junio. Se podrá coincidir o deferir sobre cómo está el amarillo y el verde, pero los focos de alarma que muestran el rojo resultan extremadamente preocupantes. Lo que hay que atender son indicaciones de un amarillo lleno de precauciones. Del lado más positivo, está un verde que permite imaginar un futuro para despejar la incertidumbre y superar las amenazas.
Durante décadas del partido hegemónico, México celebró comicios con el filtro del autoritarismo, es decir, se sabía desde antes el resultado, y las reglas estaban cubiertas de incertidumbre. Con la transición democrática el país avanzó hacia reglas con certeza y resultados inciertos. Hoy parece que hemos regresado a un híbrido, con reglas que a veces sí se aplican y a veces no, o sólo en algunas partes del proceso, y otras que han sido violentadas sin que haya mayores consecuencias. Además, tenemos un panorama dominado por una serie de encuestas con grandes diferencias entre ellas, en donde una buena cantidad se han vuelto mera propaganda. Estamos frente a un impulso interesado por tener “ganadores” antes de los comicios. Ya veremos quién estuvo cerca del resultado.
En los focos rojos quedan las expresiones de un proceso político asaltado por el crimen y con altísimos niveles de violencia. En una espiral ascendente los asesinatos políticos se han vuelto una parte cotidiana del escenario electoral, como una grave expresión del país que tenemos. La democracia se puede afectar de muchas formas, pero la violencia es uno de los golpes más fuertes que puede recibir. 51 personas asesinadas, 27 aspirantes y 24 relacionados con el proceso 2023-2024 (reporte de Laboratorio Electoral, 2/04/2024). Además, hay cientos de peticiones de protección a candidatos y supresión de casillas en zonas peligrosas.
Los amarillos del semáforo, las partes de cuidado en donde hay que poner mucha atención, se encuentran en primer lugar las irregularidades del proceso, por violaciones a la legalidad, sucesión adelantada; 30 tarjetas amarillas que le han sacado al presidente de la República por intervenciones indebidas, el político al que nadie puede callar (EL UNIVERSAL, 11/05/2024). En segundo lugar, están las dos principales instituciones que organizan y califican la elección. Hay un INE dividido y debilitado en donde las principales posiciones de su estructura están en manos de encargados de despacho, con una consejera presidenta incapaz de lograr consensos. Enfrente tenemos al Tribunal Electoral incompleto, desintegrado, porque el Senado no cumplió con su obligación legal de nombrar a sus integrantes; igualmente están las salas regionales y los tribunales locales. Nunca se habían visto estas anormalidades: la autoridad que califica la elección presidencial está incompleta. En tercer lugar, están las maquinarias partidistas, todas, que suelen cometer abusos en los días finales de la campaña con le objetivo de sacar alguna ventaja indebida o tramposa.
En la parte verde del semáforo quedan expectativas y deseos: que la jornada electoral se pueda realizar con altos estándares de calidad en su organización; que la ciudadanía asista a votar y supere los niveles anteriores de participación; que la autoridad electoral tenga los conteos rápidos en tiempo y forma; y que los violentos se queden al margen ese día. Sería deseable que después de la jornada la litigiosidad no fracture las reglas y que podamos tener la certidumbre de que la que pierda, lo reconozca, y la que gane, sea incluyente y no polarice. En suma, que las acciones de los actores y las instituciones eviten generar un conflicto grave y regresivo de un proceso que ha estado poblado de irregularidades.
A 18 días de los comicios vigilemos el semáforo con el deseo de que millones de votos nos lleven a decir basta de polarización, que regrese la política…
