El cambio de reglas electorales ha sido una constante desde que se inició el proceso de transición democrática en México. Fue la reforma de 1977 la que estableció un nuevo sistema de representación con carácter mixto (mayoría y proporcionalidad), además de ampliar el sistema de partidos. Sin embargo, fue hasta 1996 cuando se logran cambios fundamentales para tener una institución autónoma (el IFE), así como el acceso de la oposición a medios y el financiamiento público mayoritario. Después se hizo la reforma de 2007 para el acceso a medios en tiempos del Estado y la de 2014, que cambió de IFE a INE. Hoy el gobierno de AMLO hace una propuesta de reforma político-electoral que genera dudas e interrogantes por los peligros de tener una regresión autoritaria.
Durante las reformas electorales que se iniciaron hace 45 años hubo una aspiración que, con avances y retrocesos, con problemas y soluciones, fue responder a la pregunta siguiente: ¿cómo tener una democracia de más calidad, con mejores condiciones para participar, con mayor equidad, con mejores espacios de libertad y un mayor nivel de representación? En la propuesta que se discute en el Congreso en estos días no existe esta convicción, sino las sospechas de que las modificaciones que se han planteado pueden representar un peligro para estabilidad política y una amenaza a la gobernabilidad que se ha logrado, a pesar de todos los problemas del actual sistema. En México se ha instalado una democracia electoral, perfectible, pero que asegura una vía civilizada para la lucha por el poder y garantiza derechos ciudadanos.
La propuesta de AMLO es regresiva porque apunta a cambiar el sistema de representación, las instituciones administrativas y jurisdiccionales y las condiciones de la competencia. En diversos estudios en el mundo, se ha llegado a una conclusión: no hay un mejor sistema que otro, porque todo depende de cómo responda a las necesidades políticas y democráticas en diferentes países. En México resulta muy valiosa la autonomía de los organismos electorales; la fiscalización de los recursos; los valores democráticos que respaldan el voto libre y la equidad en la competencia.
Recientemente salió un estudio, Informe País 2020. El curso de la democracia en México, (INE, PNUD, 2022), en donde se ve que la democracia electoral está bien posicionada y se valora de forma muy positiva; al mismo tiempo, hay problemas que apuntan hacia una deficiente representación, una alta desconfianza en los actores políticos (partidos, legisladores, gobernantes) y una serie de trastornos que no se han podido resolver como el clientelismo, la discriminación y la corrupción.
La propuesta de AMLO tiene diversos planteamientos muy discutibles, pero tiene un problema fundamental: no resuelve los trastornos y deficiencias que tenemos. El proyecto está atravesado por la obsesión de la austeridad, un rasgo característico de políticas de derecha: menos legisladores, menos financiamiento público, menos tiempos en radio y televisión, menos consejeros, menos fortaleza institucional. Todas estas restas son malas noticias y se pueden discutir. Pero, también se cruzan varias líneas rojas que son abiertas regresiones que no se pueden permitir, ejemplificamos las siguientes tres: uno es devolver la elaboración del padrón electoral a la Secretaría de Gobernación, un tema que dejó de ser problema y que funciona de forma óptima hoy, los mexicanos tenemos un documento de identificación confiable. Otro es la desaparición de la estructura profesional permanente que se quiere cambiar por organismos auxiliares y temporales, lo cual destruye las fortalezas de nuestro sistema electoral y nos lanza a una aventura peligrosa en donde se pierden las certezas y el profesionalismo logrado. Y tres, lanzar a los árbitros y jueces a la aventura de la “popularidad”, propuestos por los poderes y electos por el voto popular, algo completamente absurdo.
Por todas partes estamos frente a riesgos innecesarios, regresiones absurdas y destrucción institucional. Hay que luchar para que esta contrarreforma no pase…
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif
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