Morena nació como una opción política para llevar a López Obrador a la Presidencia de la República. AMLO presentó su candidatura en 2006 y en 2012 con las siglas del PRD, pero se quedó un poco al margen de los grupos de poder que controlaban las candidaturas y presupuestos, mientras que él aportaba los votos. Morena se hizo para enmendar los vicios perredistas, como el reparto del poder entre las tribus, el descolorimiento de las ideologías y el control elitista. Con el nuevo partido, que obtiene su registro en 2014, se vació el PRD, pero se trasladaron a Morena muchos de sus vicios.
El éxito de Morena fue contundente a partir del triunfo de AMLO en 2018 y en los siguientes procesos electorales, sin embargo, el partido entró en una dinámica conflictiva: hubo desde parálisis, retrasos internos, intervención indebida del tribunal electoral, hasta pleitos por el padrón, por los estatutos, por la desviación millonaria de recursos. Sumado a eso ha habido una actitud ambigua del líder presidencial, que en realidad domina al partido, pero dice que no se mete; opera directamente y a veces transgrede las reglas internas. Las consecuencias de estos problemas se expresaron en la elección interna del 30 y 31 de julio. Durante ese proceso para elegir congresistas hubo de todo: golpes, robo de urnas, quema de material, acarreo, manipulación, uso de recursos públicos, es decir, una suma de delitos que forman parte de lo peor de nuestra cultura política. Eso le pasaba al PRD cuando quería elegir a sus liderazgos. No hay que ir muy lejos, el proceso para elegir a la actual dirección —que encabeza Mario Delgado— estuvo plagada de irregularidades; se le fabricó una ruta a modo en el tribunal electoral y se violentaron las reglas internas del partido.
Angelo Panebianco publicó un libro muy útil, Modelos de partido, (Alianza editorial 1993), en donde analiza el prejuicio de pensar que lo que un partido o un gobierno dice de sí mismo, corresponde a la realidad. El discurso de la participación democrática dentro de un partido es retórico porque la realidad es muy diferente. La organización interna de un partido se adapta a una realidad de competencia y lucha por el poder, en donde los fines muchas veces justifican a los medios. En este caso los líderes de Morena quieren apoyar al gobierno de la 4T y, por lo tanto, sus acciones están subordinadas no a las reglas democráticas, sino a la voluntad de poder de los que dominan el partido. En toda organización política hay dos tipos de incentivos, dice Panebianco, los colectivos (la participación, el movimiento, los valores, la ideología, el proyecto, etc.), y los selectivos (el comportamiento de las élites, el poder, el reparto de recursos y de candidaturas y los intereses de grupo). En Morena el discurso de AMLO construye incentivos colectivos, su credibilidad es muy alta, sobre todo entre los morenistas, pero los grupos de poder que manejan a la organización operan con incentivos selectivos, por eso manipularon, acarrearon e hicieron trampa en la pasada elección.
Otra variable importante, según Panebianco, es la libertad de acción de los líderes respecto a las bases y militantes. Aquí es donde la fuerza del líder y fundador de Morena —hoy presidente de la República— se impone a lo que se llama “pluralidad de juegos estratégicos”, es decir, a las negociaciones internas y la conciliación de las diferencias. Después de ver lo que pasó en la elección interna, se refuerza la tesis de que lo mejor para elegir candidatos son las encuestas, método que abre un enorme grado de libertad al líder y a las élites de Morena para designar a sus candidatos.
Rumbo a las elecciones de 2023 y 2024 Morena tiene una gran parte de las fichas del tablero para continuar como el nuevo partido dominante, a pesar de que arrastra los vicios de una cultura política habitada por prácticas poco democráticas. A pesar de todo, el partido gobernante tiene toda la cancha para salir triunfante en la próxima sucesión presidencial, porque, entre otras cosas, se enfrenta a oposiciones muy desprestigiadas…
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif
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