Hay una pieza que ha sido muy importante en la crisis del Covid-19, las conferencias de prensa de las 7 de la tarde que encabeza el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. Esa brújula informativa ha permitido que diariamente el país conozca un reporte sobre la enfermedad. De una forma didáctica, como una buena clase, nos enteramos de lo que pasa en el planeta y en el país, y día con día nos internamos en los tiempos de la pandemia.
A medida que pasan las semanas, nos vamos acostumbrando a una extraña forma de vida, a estar dentro de una emergencia global que nos tiene recluidos en nuestras casas (los que podemos darnos ese lujo), conectados con el mundo por el internet, los medios y las redes sociales. La temporalidad está marcada por la decisión gubernamental de una cuarentena que nos llevará quizá a mediados de mayo, pero nada es seguro, porque la enfermedad es la que manda. Se han establecido tres fases de acuerdo con el grado de avance y origen de los contagios; muy pronto entraremos en la tercera fase. No se sabe con exactitud cuándo volveremos a la normalidad, una palabra que hoy representa algo que quedó atrás, porque resulta complicado saber cómo será el país cuando salgamos de la cuarentena. En ese momento, que puede ser entre mediados y finales de mayo, se verán con más detalle las afectaciones que generó la enfermedad y las rutas de la recuperación, tanto en materia de salud, como en la economía del gobierno, las familias y las empresas.
El tiempo de la enfermedad ha detenido al mundo y los costos han resultado trágicos, como lo muestra el medidor —en tiempo real— que tiene la Universidad John Hopkins: los datos de la enfermedad en 185 países al 13 de abril sumaban 115,286 muertes y los infectados eran millón 864,629 personas. En México la evolución de los casos ha empezado a incrementarse, al 12 de abril había 4,661 casos y 296 muertes, pero de acuerdo con el modelo “centinela” —que explicó el Dr. López-Gatell— hay que multiplicar los casos por el factor de 8.2 (un factor variable), lo cual nos pude llevar a una cifra superior a las 38,220 personas contagiadas.
El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, habla del tiempo de la economía y divide en tres momentos los planes del gobierno: la lucha en contra de la enfermedad en donde lo central son los recursos humanos y materiales; luego la manera de paliar la crisis, que fue lo que informó AMLO el domingo 5 de abril, y una tercera etapa para reactivar la economía. Por lo pronto, se adelantan apoyos y se reparten 40 mil mdp y hay otros 25 mil mdp para créditos a las Pymes. En esta fase las medidas oficiales han producido un debate muy polarizado entre el presidente y los grupos empresariales. La nota dominante ha sido sobre la política de rescate. La resistencia presidencial a repetir el modelo Fobaproa (socializar perdidas y conservar ganancias privadas) ha marcado el tono.
El tiempo de la miseria política. El clima de crisis ayuda poco, porque los ánimos están muy revueltos y la incertidumbre sobre el futuro inmediato no resulta propicia para una negociación. Además, nunca faltan los componentes oportunistas que quieren aprovechar el río revuelto para avanzar en su agenda, mediante la descalificación al gobierno. Esas voces con muy poco prestigio hablan ya de “gobierno fallido” al que podemos sumar el nefasto coro golpista; y han aparecido algunos gobernadores (de Jalisco, Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila) que se aprovechan de la crisis para exigir otro acuerdo fiscal. Son ejemplos de la miseria política en México, no sé trata de pluralidad, sino de mezquidad, como dijo Jorge Zepeda Patterson (Sin embargo, 12/IV/2020).
El tiempo por venir. Cuando la crisis de salud haya pasado el país empezará a salir de la cuarentena, y quizá en el verano volveremos a ocupar los espacios públicos. La recuperación económica tal vez nos llevará hasta noviembre y diciembre. Al empezar el 2021 los indicadores económicos y sociales nos regresarán al pasado y podremos preguntar qué se hizo bien y cuáles fueron los errores. En ese momento veremos un futuro que hoy sólo podemos imaginar en trazos muy gruesos…
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif