En estos días han sonado fuerte las críticas de AMLO a los órganos autónomos. El detonante fueron las decisiones del INE y del Tribunal Electoral sobre la cancelación de las candidaturas de Morena en Guerrero y Michoacán, así como la nueva aplicación de las reglas para impedir la sobrerrepresentación de los diputados. Al mismo tiempo, combatió al Inai, una vez más, porque ha decidido presentar una acción de inconstitucionalidad contra el padrón de usuarios del servicio de telefonía móvil. En este universo se acumulan los recursos que presentó la Cofece en contra de las leyes eléctrica y de hidrocarburos. La pelea será larga y redefinirá el modelo de Estado y de presidencialismo para los próximos años. AMLO quiere desaparecer los controles horizontales del poder estatal.
1.- Las instituciones autónomas se han formado a lo largo de varias etapas, y han tenido diferentes generaciones de reformas hasta llegar a ser autónomas. Así pasó con la Comisión de Derechos Humanos, con el IFE, hoy INE, el Inai, y otros más. La cualidad de la autonomía acompañó a estos procesos con el objetivo de lograr que diversas funciones del Estado pudieran tutelar derechos ciudadanos independientemente de las políticas del partido en el poder. A lo largo de muchos años y reformas se construyeron estas instituciones como la cristalización del proceso de transición a la democracia en México.
2.- En la historia de los organismos autónomos se pueden ver sus diversas capas de formación de sus reglas como resultado de negociaciones para resolver conflictos. Muchas veces lo que se ganaba en la Constitución, se perdía en leyes secundarias; por ejemplo, cuando los partidos decidían salir, terminaban por meterse de contrabando por la ventana. La autonomía es una cualidad que se puede definir como independencia, profesionalismo, capacidad propia frente al poder, y siempre existen grados en su aplicación. Un problema ha sido la forma en la que se designan a los representantes de estas instituciones (consejeros, comisionados, magistrados). La solución fue el reparto de cuotas, que en la partidocracia, antes de 2018, funcionó para equilibrar los intereses de poder. Hoy la 4T quiere poner a los suyos, como lo hizo en la CNDH con el caso de Rosario Piedra.
3.- AMLO se fue con todo contra estos organismos la semana pasada, pero ya lo había hecho antes. La narrativa sobre las decisiones del INE y el Tribunal fue: “exceso”, “golpe a la democracia”, “conspiran contra la democracia”, “no hacen nada en beneficio del pueblo”, “facciosos”, “consejeros ganan el doble que yo”, “el INE hay que hacerlo verdaderamente autónomo”. Otra vez saca el hacha y descalifica todo.
4.- El vocero de la Presidencia dijo en un tuit: “Como parte de la reforma administrativa del @GobiernoMX, las funciones de organismos autónomos regresarán a las secretarías de Estado” (29/04/21). En frío, esta idea suena tan mal como regresarnos a un presidencialismo concentrado, en donde todo se decide desde el Poder Ejecutivo. La transición democrática tuvo dos ramas, una fue pasar de un régimen de partido hegemónico y dominante a otro plural, competitivo y de alternancia; y la otra fue quitarle al presidente funciones y facultades. Para AMLO las autonomías “desarticularon”, “desintegraron” al Estado, pero en realidad fueron respuestas a la complejidad de gobernar para de separar funciones y facultades de Estado y de gobierno, para tener contrapesos a la concentración de poder y controles horizontales. AMLO impugna a estas instituciones por su costo, pero sobre todo porque se han vuelto un obstáculo para su hiperpresidencialismo (Dieter Nohlen), es decir, sin controles horizontales, personalista y plebiscitario.
Los autónomos están en el banquillo. Este conflicto puede centrar el dilema del voto para el 6 de junio. Aquí puede tener la oposición material para darle un poco de sabor a su desabrida campaña, y a la 4T le dará los argumentos específicos para concentrar el poder. El dilema es entre un Estado con autonomías o un Estado concentrado…
@AzizNassif