El 17 de abril algo importante cambió en la relación entre el gobierno y la oposición. La votación sobre la reforma eléctrica no alcanzó los votos necesarios para modificar la Constitución. El oficialismo, AMLO y Morena, califican el resultado como una “traición a la patria” y a los disputados que votaron en contra como unos traidores. Para la oposición fue una victoria, quizá la primera del sexenio en el Poder Legislativo. ¿Un simple capítulo más del Congreso o tiene más fondo? Veamos algunas interpretaciones.
Quedó pendiente un ajuste necesario para regular y corregir los excesos que ha permitido la reforma de 2013. No se pudo lograr un consenso amplio entre el oficialismo y la oposición para tener una industria eléctrica más eficiente, limpia y con mejores costos para el país. Las dos partes tienen responsabilidad, unos por creerse una mayoría imbatible y otros por oponerse al costo que sea.
La oposición en el escenario legislativo probó de nuevo que junta puede lograr objetivos importantes, así ganó ocho alcaldías en la Ciudad de México en 2021. Ahora la coalición dijo no al proyecto presidencial. AMLO se quedó sin reforma, pero la SCJN le tiró un salvavidas, en una votación dudosa (7 u 8 votos) que tendrá consecuencias importantes en el litigio de múltiples amparos; se validó con cuatro votos contra siete a la LIE (Ley de la Industria Eléctrica). Además, al día siguiente, en un super fast track, la 4T nacionalizó el litio, una acción polémica e incierta que se leyó como respuesta a los opositores. ¿Será el nuevo tono de relación legislativa entre gobierno y oposición?
Las narrativas posteriores al 17 de abril siguen, para unos se trata de un cambio que puede rediseñar la correlación de fuerzas entre el gobierno y la oposición. Para otros, los partidos de oposición no han logrado salir de las posturas del no al proyecto de AMLO, pero no hay un proyecto alternativo, atractivo y viable, que pueda competir con las políticas del gobierno, pero sin regresar a la situación previa a 2018 que 30 millones de ciudadanos condenaron en las urnas. Sin duda, tendrá que haber más explicaciones que quedarnos con una película entre héroes y traidores a la patria. Si la polarización impide llegar a acuerdos, se puede prever que la agenda impulsada por la coalición gobernante, se limitará a leyes secundarias y presupuestos, porque los opositores subirán el costo de sus votos para las próximas reformas constitucionales. En este escenario no habrá reformas constitucionales; las otras dos que anunció AMLO, sobre la Guardia Nacional y la materia electoral, probablemente tendrán la misma suerte de la eléctrica.
Muy pronto sabremos si el resultado del 17 de abril fue un empoderamiento temporal de la coalición opositora o será la base sobre la que se construirá un proyecto opositor de país rumbo al 2024. De la misma forma, veremos hasta dónde quiere llegar la 4T ahora que empieza la parte declinante del sexenio. Varios nubarrones están en el horizonte y le darán gasolina a la oposición para fortalecer su postura. La situación de la seguridad sigue cruzada por resultados muy débiles, y la militarización del modelo permanece como una amenaza de un nuevo fracaso. Las cifras de los homicidios dolosos siguen siendo muy altas, hay seis estados que concentran el 50% de los homicidios dolosos (Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Baja California, Jalisco y Sonora), y muy cerca están Chihuahua, Zacatecas y Guerrero (Conferencia mañanera, 20/04/2022). En estos territorios hay varias regiones capturadas por el crimen organizado. El huachicoleo crece de nuevo en Hidalgo, Edomex, Puebla, Guanajuato y Veracruz (EL UNIVERSAL, 21/04/2022). La economía presagia dificultades importantes, los subsidios a las gasolinas suman cantidades multimillonarias que le pegan al presupuesto público; las tasas de inflación, un problema global, siguen siendo elevadas y los pronósticos de crecimiento para el país han bajado.
Ya empezó el final del sexenio y entre oposición y gobierno no se augura ninguna política de moderación ni un compromiso democrático…
@AzizNassif