El pasado 8 de marzo se vivió un enorme contraste en el Día Internacional de la Mujer. Un acto oficial del gobierno federal y una gigantesca marcha de mujeres que llenó las calles del centro histórico en la capital durante horas y horas. Entre los dos actos hubo marcadas diferencia que vale pena analizar.
En el acto en el Palacio Nacional el presidente estuvo rodeado de varias decenas de mujeres que son pilares centrales en el proyecto de la 4T, secretarias, gobernadoras, legisladoras, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, entre otras. En esa ocasión se recordó que “la 4T será feminista o no será”, pero el presidente fue más allá, dijo que eso ya estaba superado porque la paridad en su gabinete y la participación femenina en su gobierno ya era una realidad. Después de escuchar a varias oradoras con mensajes diversos y puntuales sobre los avances y los retos del feminismo en México, el presidente asumió que lo del feminismo ya se había logrado y estableció sus prioridades: “consolidar la transformación del país” con libertades, justicia social, democracia no sólo representativa, sino participativa, soberanía nacional. AMLO da por sentado que su gobierno ya es feminista, sin embargo, la realidad de la calle es completamente distinta. El presidente no puede romper su esquema para comprender que las luchas feministas son de reconocimiento y no solo de redistribución.
Las visiones críticas no están de acuerdo con el oficialismo y la marcha del 8 de marzo lo dejó establecido. En una interesante versión de las múltiples razones por las que miles y miles de mujeres tomaron las calles, no sólo de la Ciudad de México, sino de decenas de ciudades del país y del mundo, se apunta un conjunto de agendas que están muy lejos de estar satisfechas. Como diría Joaquín Sabina a las mujeres les sobran los motivos. Viri Ríos escribió un artículo sobre las razones de las marchas, “Por esto marchamos” (El País, 7/03/2023). Ríos dice que toman las calles porque: son mayoría y cada 2 horas asesinan a una mujer; son 10% más pobres y cada día trabajan más; porque 23% considera que pegarle a su pareja por infidelidad no es violencia; porque “el Estado no ha creado instituciones que cuiden niños y ancianos”; porque el presupuesto de cuidados “ha caído 50% desde 2016” y, además, los presupuestos para la igualdad de género se destinan para otras cosas, “un 64% se usa para programas insignia del gobierno”; porque AMLO dice que “el mejor sistema de bienestar para México es la ‘familia’ y con ello demuestra que no entiende nada”. Incluso, afirma Ríos, lo que sería el orgullo de la 4T, el gabinete paritario, los varones ganan 9% más y sólo 28% de las subsecretarías las ocupa una mujer. Muy lejos queda el triunfalismo del acto en Palacio Nacional frente a todos estos indicadores.
Los ríos de mujeres que caminaron ese día eran en su mayoría muy jóvenes y sus demandas fueron diversas, desde el fin de las violencias de género, hasta justicia frente a una gran impunidad. Esas miles y miles de mujeres jóvenes son un poder en movimiento y sus causas serán cada vez más difíciles de ignorar. Algunas de las consignas que aparecieron fueron: “marcho porque estoy viva, mañana no sé”; “te prefiero violenta que violada y muerta”. Una madre que perdió a su hija afirmó que, “el actuar negligente de las fiscalías propicia la violación al debido proceso, la revictimización, la deslegitimación” (EL UNIVERSAL, 9/03/2023). Ese día, según las imágenes y los videos que circularon en medios y redes sociales, vimos cómo marcharon durante muchas horas miles y miles de mujeres jóvenes que llegaron al Zócalo en una cuenta complicada de hacer, pero muy lejos de la cifra oficial que habló de 90 mil. ¿Por qué el gobierno mantiene esa vieja costumbre autoritaria de bajar las cifras de participación, como una forma de quitarles valor? Ese día se llenaron varios Zócalos.
En la marcha circularon la tragedia de los feminicidios y la fuerza de las mujeres que han construido uno de los movimientos más importantes del Siglo XXI, quizá el más relevante, por los profundos cambios que introduce en las relaciones sociales y en la subjetividad...
Investigador del CIESAS.
@AzizNassif
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