La violencia y la inseguridad han generado en los últimos años una tragedia de asesinatos dolosos y desparecidos que hoy son motivo de una fuerte preocupación en el país. El actual gobierno se ha empeñado en mostrar que esos delitos han bajado, pero en realidad no se ha podido disminuir el problema de forma importante. No vamos a discutir hoy sobre la estrategia y la militarización, lo cierto es que el grave problema de la violencia y el control territorial del crimen organizado ha llegado a niveles insoportables en muchas regiones del país. Lo que queremos hacer en esta ocasión es un acercamiento más específico a lo que sucede en la Ciudad de México con los desaparecidos y la supuesta baja de asesinatos dolosos. El tema se ha vuelto una disputa de poder e información a nivel nacional y en la capital.

De acuerdo con el artículo de David Pérez Esparza y Andrés Sumano Rodríguez, “La Ciudad de México no sabe de qué muere su gente”, (Nexos, noviembre 28, 2023), establecen una interpretación interesante basada en los datos del Inegi: dicen que “en la medida que crecen las defunciones por causas indeterminadas, curiosamente disminuyen los homicidios dolosos”. Otro dato importante es que existe un criterio de clasificación forense que señala que hay muchas muertes cuya causa se considera un “evento de intención indeterminada” y el Inegi los considera “eventos de intención no determinada”, que los autores establecen con base en datos del mismo Inegi. A pesar de que se necesita más investigación, con la lectura de los datos se puede establecer en una simple comparación que lo que sucede en la Ciudad de México es prácticamente una excepción a lo que pasa en el resto de los estados del país. La sospecha está planteada en los autores porque: “Es evidente que algo extraño —por decirlo de alguna forma— está ocurriendo en la CDMX. De fondo, parece inexplicable la gran diferencia en la manera en que se viene registrando el homicidio en la CDMX con respecto al resto del país. Y eso no es todo. También parece que hay una relación inversa entre los homicidios y las defunciones indeterminadas que amerita una revisión más estricta de todos los datos”.

Estamos ante un panorama que se valora como una normalización, en donde los desaparecidos se han vuelto invisibles y desechables. Recientemente se presentó el “Informe de Actividades del Consejo Ciudadano de Búsqueda de Personas de la Ciudad de México”, que da cuenta de esta realidad mediante una revisión de los obstáculos que existen para un adecuado funcionamiento frente a estas sensibles realidades, sobre todo para las familias de estas personas. También se hacen recomendaciones importantes para superar los problemas. Veamos ante qué estamos.

En el Informe del Consejo Ciudadano se establecen los siguientes obstáculos y fallas: la falta de un “Registro Único de Personas Desaparecidas”, falta de coordinación y colaboración entre instituciones, falta de capacitación y especialización, falta de atención a las familias, falta de información, falta de recursos humanos, técnicos y tecnológicos. Se hacen recomendaciones importantes para resolver este grave problema, que van desde la creación de un registro único, la colaboración entre instituciones, el registro correcto de personas asesinadas y desaparecidas, pasando por procesos de especialización y capacitación, hasta el diseño y la implementación de políticas públicas que apoyen programas de búsqueda.

En este final de sexenio tenemos ante nosotros una violencia que se desparrama incontenible y nos abruma; nos hemos acostumbrado a niveles insoportables de crueldad. Desaparecen miles y miles, y las madres buscadoras no bajan la guardia; asesinan a jóvenes y la autoridad los criminaliza; los cárteles y el crimen organizado cada día están más empoderados y los pueblos explotan como en Texcaltitlán, Estado de México. En estos tiempos de precampaña y campaña, urge comprometer a las aspirantes presidenciales para que rompan la inercia de invisibilizar muertes y aumentar desaparecidos porque pueden ser desechables. Sin embargo, ya sabemos de sobra que una cosa son las campañas, donde las candidatas se vuelven sensibles y prometen de todo, y otra cosa es el gobierno…

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