Cuando los poderes Ejecutivo y Legislativo se juntan para destruir al Poder Judicial, cuando se legisla para garantizar el monólogo, cuando lo único que importa es “mandar al diablo” a las instituciones que son contrapeso, cuando desaparecen todos los mecanismos de control constitucional, entonces hemos llegado a un sistema autoritario.
Gramsci decía que la hegemonía estaba revestida de coerción y lo que vemos en estos tiempos es al oficialismo usar todos los recursos públicos para asegurar su mayoría, blindarse de cualquier impugnación e imponer su voluntad, al costo que sea. Así se preparó esta estrategia: a) se capturaron los espacios, se colocaron en el INE las piezas del morenismo; b) se dejaron vacantes las plazas en el Tribunal Electoral para tener mayoría de tres magistrados morenistas; c) se manipuló la ley para imponer una representación artificial en la Cámara de diputados y con 54% de los votos se logró el 74% de los escaños; d) se compraron ꟷcomo en un mercado persaꟷ los votos necesarios para la mayoría en el Senado; e) arrancó el tsunami de las reformas y en el centro la reforma judicial (o mejor dicho la destrucción del Poder Judicial), luego el extremo para tener la supremacía constitucional; f) llegó el regalo a la presidenta del INE para acabar con la colegialidad y darle un poder unipersonal; g) se postularon, como se esperaba, las comisiones del Ejecutivo y Legislativo para hacer las listas de jueces y magistrados, en las cuales el morenismo será juez y parte. El patrón de todo el esquema es el mismo: la concentración de un poder sin ningún control.
Adiós a los contrapesos, a la independencia judicial, al mérito, a la conversación democrática, al pluralismo, porque ahora llegó la supremacía, la captura institucional y, muy pronto, llegará la desaparición de órganos autónomos y una reforma electoral a modo, es decir, hegemonía revistida de coerción.
Elecciones de jueces y magistrados al gusto del oficialismo, pero la justicia no llegará, porque como ha estudiado México Evalúa, de cada 100 casos en materia de justicia penal, sólo 6 pasan al Poder Judicial, lo demás se queda en las fiscalías y en los ministerios públicos. Le cambiarán el corazón al Poder Judicial, pero el cáncer está en el estómago y en los pulmones, que seguirán tan campantes.
La SCJN tiene facultades para revisar las reformas a la Constitución, así lo considera la mayoría de los y las ministras; así lo afirmaban los líderes del morenismo cuando eran oposición. El proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá así lo confirma y hoy se someterá a votación, esperemos que consiga los ocho votos necesarios para detener “la mal llamada” reforma judicial. Si gana el proyecto, entonces lo único que se someterá a votación serán los y las minstras de la SCJN, los magistrados del Tribunal electoral y los del tribunal disciplinario (que tendrá atribuciones acotadas).
Habrá que mirar al INE para ver si la mayoría de seis consejeros independientes obedece a la Corte. La presidenta Sheinbaum ya ha descalificado el proyecto del ministro, pero si se aprueba tendrá el dilema de obedecer o desacatar. Anunció que tiene un plan para cualquier escenario. Por lo pronto, estos son los términos de la crisis constitucional en la que está metido el país.
Es muy preocupante lo que pasa con lo jueces que interpusieron algún recurso o suspensión, porque la FGR los persigue y los podrían procesar, (EL UNIVERSAL, 1/11/2024). Por eso tiene mucho sentido preguntar: ¿y ahora cómo se podrán defender las minorías? Con este régimen jurídico no habrá nada ni nadie que pueda tutelar derechos de las minorías, y Morena podrá legislar a su conveniencia, los jueces y magistrados seguirán las líneas que les marquen desde el oficialismo, los patrocinadores del crimen organizado y otros poderes fácticos.
Un poder sin contrapesos consolidará un hiperpresidencialismo; un Legislativo con supremacía constitucional acomodará la Constitución a su gusto e intereses y un Poder Judicial capturado, sometido y disciplinado será el complemento perfecto para que la justicia entre a la esfera política y esté en sintonía con el poder. Hegemonía revestida de coerción, un severo golpe a la democracia…
Investigador del CIESAS. @AzizNassif