“No a la reducción de salarios, ni a la supresión de los aguinaldos. Sería violatorio de la ley”.

Porfirio Muñoz Ledo

Las recientes decisiones y decretos que ha lanzado el presidente de la República merecen un análisis, porque la austeridad y el regreso de los tiempos fiscales a las empresas de radio y televisión, debilitan de forma importante el Estado y a la democracia.

Desde tiempo atrás he considerado que una parte fundamental de las consecuencias que ha dejado el modelo neoliberal, que la 4T dice combatir, han sido la desorganización de lo público, una privatización negativa, el avance de los monopolios, el incremento de la violencia, la precarización de la vida para la mitad de la población y el abuso de un sistema de dominación que tiene dos rasgos centrales, la impunidad y la corrupción. En la campaña a la presidencia de AMLO en 2012 lanzó un mensaje sobre la importancia de recuperar al Estado y fortalecerlo, para sacarlo del lugar en el que lo habían llevado los gobiernos del PRI y del PAN.

Al empezar esta administración llegó la primera ola de austeridad, una suerte de política redistributiva con los escasos recursos fiscales que tiene México, uno de los estados más pobres de América Latina. Nuestro país, la segunda economía en la región, tiene una recaudación bajísima. Sin embargo, en una actitud extraña para un proyecto que se confiesa de izquierda, no se planteó una reforma fiscal para dotar al Estado de recursos. Ese camino hubiera significado hacer un pacto, un compromiso con los empresarios, para lograr lo que ningún presidente había hecho y, por lo visto, el actual tampoco. Unos meses después, en mayo de 2019, llegó una segunda ola de austeridad ante una recaudación debilitada, con lo que se dejó en los huesos a la administración pública, para seguir con los proyectos y programas de la administración.

Con una economía sin crecimiento durante el primer año de la administración se hicieron apuestas a una recuperación para el segundo año. Con un nuevo tratado comercial, el T-MEC, con una reforma laboral y un incremento al deprimido salario mínimo. Sin embargo, la inversión pública es insuficiente y la inversión privada está a la baja por fuertes tensiones entre el gobierno y el capital privado. Hay diferencias sobre las obras públicas y el rescate petrolero y las calificadoras internacionales castigan a México. Cada vez se ve más lejano el prometido crecimiento en los siguientes años. En suma, antes de la crisis del Covid-19 la situación era tensa, pero había palancas para empujar el desarrollo, como el petróleo, las remesas, el turismo, la estabilidad de la moneda y la inversión extranjera. En unas semanas llegamos a un escenario radicalmente diferente, todo cambió de la noche a la mañana, expectativas, precios del petróleo, devaluación del peso. Viene una quiebra de empresas y la perdida de cientos de miles de empleos. Vamos a una “contracción económica varias veces más profunda que la Gran Recesión” (Paul Krugman). Nuestro país tiene un pronóstico de caída del PIB de 7%. El futuro ya no será para crecer y transformar, sino para recuperarse de forma lenta y dolorosa. Todo cambió, menos los proyectos de AMLO.

El decreto de austeridad de la semana pasada no quita grasa, porque ya no había, va a cortar huesos y tejidos. Más austeridad, recortes y bajas salariales, quitar aguinaldos (lo cual es ilegal). En mi espacio de trabajo, un centro público de investigación, nos quedamos sin recursos para operar, ya no habrá becas de licenciatura, trabajo de campo, movilidad, publicaciones, gastos generales. Ahora sí será la parálisis que dejan años de reducciones. Además, nos quieren expropiar los pocos recursos propios que están en un fideicomiso (hecho con toda legalidad) y se alimenta de recursos no presupuestales.

Para completar el negro panorama, se decretó de forma anticonstitucional regresar tiempo fiscal (de 18 a 11 minutos diarios en televisión y de 35 a 21 en radio) a los concesionarios de la radio y la televisión, un decretazo cuando más se necesitan los espacios en los medios.

Un debilitamiento de las capacidades del Estado, pura terquedad…


Investigador del CIESAS.
@AzizNassif

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