Los debates políticos son una pieza emblemática de las democracias. En Estados Unidos se recuerda aquel histórico debate que se televisaba por primera vez en 1960 entre Nixon y Kennedy. En México tuvimos esta primera experiencia hasta 1994, cuando debatieron Diego, Cuauhtémoc y Zedillo. Desde entonces han pasado 30 años con debates como parte de los procesos electorales en el país.
En cada debate hay al menos de dos dimensiones importantes: los ataques al adversario y, por otra parte, el contraste entre las propuestas para diferenciar las opciones. En esta elección había una gran expectativa sobre este primer debate, sobre todo como una oportunidad de que la oposición remontara su desventaja y pudiera cerrar el resultado. Veamos qué pasó.
Existe una tendencia a olvidar las rutinas y costumbres electorales y se genera una opinión pública de que estamos ante un proceso histórico y definitivo, cuando en realidad se trata de acontecimientos que se repiten con diferentes caras y con algunas novedades. Hay dos temáticas que sobresalen de la etapa previa del debate y la campaña: la polémica sobre los programas sociales, como uno de los ejes de discusión entre las dos grandes coaliciones que se disputan el poder; por cierto, frente a lo cual las dos principales candidatas tienen propuestas muy similares, es decir, mantener los programas sociales del actual gobierno, con ligeros cambios. El otro tema es más grave y se refiere a la violencia criminal en el país, y de forma particular a la que se ejerce en contra de precandidatos y candidatos desde que empezó este proceso en septiembre de 2023.
El primer debate se planteó sobre los siguientes temas: educación y salud, transparencia y combate a la corrupción y discriminación y violencia en contra de las mujeres. Se organizó con una batería de 108 preguntas que formuló la ciudadanía y que fueron sistematizadas por el ITESO, de las cuales los moderadores hicieron una selección de 30 para ponerlas en la mesa del debate. Con un formato muy rígido, algunas fallas en la producción (el reloj falló) y un exceso de preguntas acotadas en tiempos muy cortos, vimos el domingo una dinámica de estrategias y sus resultados.
Claudia llevó su guion muy estructurado y desde su carpeta hizo sus propuestas, respondió algunos ataques de Xóchitl y como puntera en las encuestas logró pasar la prueba con una actitud serena. La opositora Gálvez estaba obligada a pegarle a la puntera, y sacó varios expedientes (Colegio Rébsamen, Línea 12 y la pandemia), pero no le ayudó su nerviosismo y su imagen de seriedad excesiva. La tercera opción, Máynez, de MC, criticó más a Xóchitl que a Claudia, pero no hizo ninguna diferencia.
Los temas del debate fueron demasiados y todos muy importantes, pero en el balance no hubo propuestas novedosas, se escucharon narrativas repetitivas que no presentaron información valiosa para los que no han decidido su voto. Por esa razón será difícil que este primer debate mueva las intenciones del voto. Para los que ya han decidido su voto, simplemente confirmaron su decisión. Las estrategias del debate mostraron también ejes ya conocidos, Claudia va por una fuerte continuidad, Xóchitl quiere cambios, pero son difusas las propuestas, y Máynez quiere darse a conocer. En suma, la oposición desperdició una buena oportunidad para la contundencia y el contraste; y la puntera reafirmó su continuidad sin mayores sobresaltos. En este primer debate nadie eclipsó a nadie.
Hay al menos dos consideraciones más, salvo que pase algo extraordinario, los debates no mueven de forma importante las intenciones del voto y, además, se sabe que la parte más relevante es lo que suceda después, el postdebate. Las mesas de análisis en medios, el pulso de las redes y los sondeos sobre quién ganó y quién perdió. En las primeras mediciones se dice que Claudia ganó con un 46% frente a Xóchitl que solo llegó a 25% (El País, 8 de abril 2024). En redes sociales y memes hay opiniones divididas sobre el ganador.
Cuando faltan 53 días para las elecciones vienen dos debates más (28 de abril y 19 de mayo), esperemos que pueda darse un formato más ágil que permita el contraste y la crítica, porque en esta ocasión se logró muy poco…