El final de este sexenio deja muchos elementos polémicos para hacer un balance breve. Mediante grandes agregados podemos ver las contradicciones, los avances y los retrocesos que ha representado la llamada 4T entre 2018 y 2024.

Resulta útil reconocer los dos extremos que acompañan las interpretaciones a favor y en contra de este gobierno que terminó ayer y poder matizar sobre los grises que hay en el panorama. Los devotos del gobierno consideran que la narrativa del AMLO es real, que se hizo una transformación del país y que ahora en su segunda etapa seguirá el cambio. Que México dejó atrás el neoliberalismo, que se ha recuperado la soberanía nacional y se gobernó de cara al pueblo. Salieron de la pobreza cinco millones de personas y cambió el rumbo del país. También valoran a López Obrador como el “mejor presidente” del país.

Los que están en el polo contrario consideran que este sexenio ha sido un desastre, que se destruyeron múltiples capacidades del Estado, que la seguridad está peor que nunca, que AMLO deja un país con una enorme concentración de poder y con altos grados de militarización.

Quizá ambas versiones tengan rasgos de realidad y, por supuesto, un gran componente de ideología y emocionalidad. Para salir de la polaridad hagamos un ejercicio de crítica y ensayemos dos vías: una es como el western de Sergio Leone, El bueno, el malo y el feo, y otra es con el trilema de Rodrik. Primero Leone: la parte buena del sexenio es el nuevo régimen laboral, el aumento de los salarios mínimos y los programas sociales. En la parte mala está la terrible violencia, el control del crimen organizado en múltiples territorios y la extorsión, la militarización. En la parte fea quedan los pendientes y desencuentros con los movimientos sociales, con las madres buscadoras, con los padres de los 43 de Ayotzinapa, el rechazo al movimiento feminista, las fallas en el combate a la corrupción y la enorme polarización.

La hipótesis de Rodrik, con su famoso trilema, señala que hay tres elementos que definen hoy en día a los países: la globalización, el Estado nacional y la democracia, pero sólo se pueden tener dos de ellos. Con AMLO la parte de la globalización se continuó, por ejemplo, el T-MEC siguió como la principal estrategia de exportaciones e importaciones; en la relación comercial con Estados Unidos, México es ya el principal socio comercial. De la misma forma, tenemos el cuidado de las variables macroeconómicas. La parte más ideológica del sexenio estuvo centrada en un Estado con mucha soberanía nacional en materia energética con Pemex (una empresa fuertemente endeudada) y la CFE, ambas finananciadas y protegidas por el gobierno. La dimensión democrática es la pata coja del trilema, la conformación de un sistema de partido dominante llevó a una concentración de poder y a un hiperpresidencialismo que debilitó los contrapesos y el pluralismo. Con las recientes reformas constitucionales, como la del Poder Judicial, queda en vilo su autonomía, y con el paso de la Guardia Nacional a la Sedena, entramos a una militarización de largo plazo. Se cayó en la trampa de debilitar la democracia y, al mismo tiempo, decir que ahora hay más democracia porque mejoró la distribución de la riqueza. Podríamos haber tenido globalización y democracia, con una menor concentración del poder y hubieramos tenido otro clima social, pero AMLO le imprimió su tono polarizante y populista a su gobierno y debilitó a las instituciones que tutelan derechos y posibilitan la división de poderes, la alternancia y el pluralismo. Es necesario anotar el papel de la oposición, complemente débil e irresponsable.

Hoy empieza otro sexenio en donde la continuidad se seguirá por nota; las huellas que le deja AMLO a Claudia marcarán los primeros tiempos de este gobierno. López Obrador aseguró un obradorismo sin él. La 4T dice que van cuidar “su legado”, quién sabe qué querrá decir eso. Ya veremos cómo la realidad de la economía, el mercado internacional y el crimen organizado permiten o no seguir la misma ruta del sexenio que terminó ayer.

Quedan por resolver problemas muy importantes, como un Estado que genere bienes públicos en salud, educación, justicia, medio ambiente y una mejor democracia. Continuaremos…

Investigador del CIESAS. @AzizNassif

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