Hace tiempo que los partidos políticos dejaron de ser plataformas con un proyecto y una ideología y se quedaron sólo como instrumentos para luchar por el poder. Este vaciamiento impregnó de pragmatismo la política. Las tensiones dentro de cada institución partidista están atravesadas por varios problemas a resolver, como lo señala Angelo Panebianco (Modelos de partido): el dilema de los incentivos (colectivos o selectivos) y el de la libertad de acción de los liderazgos frente a las bases. Revisemos la reciente experiencia de Morena para seleccionar a sus candidatos para 8 gubernaturas y la Ciudad de México.

Morena se ha vuelto el partido dominante en México y ha establecido la vía de las encuestas para designar a sus candidatos. Hay una renuncia a los métodos democráticos. A pesar de que se ha tratado de mostrar que los instrumentos demoscópicos son una forma de participación, la verdad es que no lo son. A pesar de la obviedad no es lo mismo una encuesta que una votación, porque si así fuera entonces hagamos para el 2024 una serie de encuestas y definamos quién gana la Presidencia. Sería absurdo. La vía pragmática es tener perfiles y hacer encuestas, porque los partidos no tienen capacidad de hacer elecciones internas, primarias. Así que, a falta de un instrumento democrático, se hacen encuestas, lo hace Morena y la oposición frentista lo medio imita.

Las cuotas de género son otra de las reglas electorales vigentes y con eso llegamos a la exigencia para que en 2024 los partidos tengan 5 candidaturas para mujeres y 4 para hombres. Esta situación complicó la ruta de las encuestas de Morena y generó un espeso clima para la interna entre grupos y opciones. Las encuestas dieron como resultado a 7 hombres como punteros y únicamente a dos mujeres. Aquí entra la discusión de qué tan válido es tener estas cuotas de género cuando se trata de elegir posiciones unipersonales y no para organismos colegiados o colectivos.

Morena tuvo que dejar de lado a tres punteros para subir a tres mujeres. El caso más complicado fue la Ciudad de México, Hubo una confrontación entre una mujer que representa el morenismo de forma directa, Clara Brugada, y el exjefe de la policía, Omar García Harfuch, un recién llegado a esta organización. Además del género quedaba la regla de las diferencias en el porcentaje, es decir, una negociación complicada cuando la distancia es amplia, fueron 14 puntos con Harfuch arriba. Sin duda, los retrasos en los resultados de esa larga jornada se debieron a eso. El temor más fuerte del morenismo es que haya rupturas, por eso se insiste en la “unidad”, como la principal consigna de esta etapa de preparación electoral. Con la decisión de quedarse en Morena, Marcelo Ebrard canceló una ruptura que no llegó.

Compaginar las cuotas de género con la competitividad ha resultado más complicado de lo que se pensó. Al mismo tiempo, establecer un equilibrio entre los perfiles más cercanos a la narrativa ideológica del partido y los que pueden dar una pelea consistente para ganar las posiciones, es un reto no resuelto. Detrás de este dilema están las opciones entre los incentivos colectivos, el discurso ideológico y los valores, frente a los incentivos selectivos, que son los que manejan las élites y los liderazgos para administrar los puestos y recursos, como dice Panebianco. El caso de la Ciudad de México fue un experimento que puso a prueba este dilema, porque una parte muy importante de las bases originales del morenismo respaldaron a Brugada, pero García Harfuch ganó la encuesta por un amplio margen. El reto morenista para 2024 será ver si este partido cuenta con el apoyo suficiente para ganar con sus bases y convencer a la otra parte de la ciudadanía que se ubica como voto volátil. De cómo se resuelva este escenario dependerá que no se repita un escenario como el de 2021 en la capital, donde el partido gobernante perdió 9 de las 16 alcaldías.

Morena ha logrado resolver con cohesión interna sus principales candidaturas. Samuel García se registró en Movimiento Ciudadano para la presidencial. Será una sucesión de tres: Claudia, Xóchitl y Samuel. Aunque el país ya esté agotado de precampañas anticipadas, apenas se inicia legalmente 2024. Faltan 200 días para las elecciones…

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