Este lunes resurgieron fortalecidas, en un solo hecho y para salud de la república, varias instituciones nacionales muy importantes para la sociedad mexicana.

Primero, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), responsable de cuidar el estandarte de la aplicación de la Constitución y las leyes que de ella emanan.

Segunda, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), varias veces cuestionada desde Palacio Nacional en la mañanera y ahora acorralada con la presunción de una tesis plagiada.

En tercer lugar, y de manera indirecta, dos organismos sujetos a presión desde hace tiempo para evitarles organizar, desarrollar, contar votos y calificar elecciones libres y democráticas. El Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) deben estar tranquilos de momento porque sobrevive una institución suprema que cuidará y garantizará su función autónoma.

Pero la elección de la ministra Norma Lucía Piña Hernández también deja, de momento porque en política nada es para siempre, algunos desprestigios en el camino, en tres palacios:

En Palacio Nacional porque López Obrador no logró extender el control del Poder Judicial como lo hizo desde enero de 2019 con Arturo Zaldívar.

En segundo el Palacio de Cobián, donde la operación del secretario Adán Augusto López no logró impulsar a la ministra Yasmín Esquivel Mossa, quien estuvo bajo sospecha desde el momento mismo de su postulación.

Y en tercero, el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, cuya moradora Claudia Sheinbaum operó, junto con Ernestina Godoy, fiscal de la Ciudad de México, para, sin razón ni derecho, reivindicar la tesis profesional de Esquivel Mossa.

Pero celebremos, porque todavía circula sangre republicana en las venas de los ministros que demostraron hoy que defienden la legalidad y la autonomía del Poder Judicial, a pesar de las presiones ejercidas desde el Ejecutivo.

Desde antes de la votación el jefe del control político del Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, difundió un mensaje con llamados a la conciencia de los ministros:

“Como parte del Senado corresponsable de seleccionar a las y los ministros, deseo que la elección de quien encabezará la SCJN se realice con plena autonomía y favorezca su desempeño como garante del respeto a la Constitución.

“Son enormes los desafíos que enfrenta este poder”.

Y también antes de la sorpresiva elección de la ministra Piña Hernández, el rector Enrique Graue reivindicó la autonomía de la máxima casa de estudios del país con dos señalamientos clave:

-La tesis original fue la sustentada en 1986 —no la de la ministra Esquivel Mossa.

-En mi calidad de Rector, no acepto que derivado de disputas ajenas se vulnere el prestigio y la honorabilidad de la Universidad.

La UNAM y la SCJN cumplieron a los mexicanos y se convirtieron en dos voces que dan confianza y con ellas caminaremos a una democracia más representativa.

Con la elección de Norma Lucía Piña Hernández, ministra profesional, responsable y autónoma, la lucha feminista en México obtiene una extraordinaria victoria, al presidir la SCJN una mujer, por primera vez en más de 200 años, ya que había sido siempre dirigida por hombres. Hoy las mujeres nos sentimos plenamente representadas.

Consultora política

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