Grave escenario. A los milenials y centenials no les importa la democracia. Según la encuesta de confianza y participación del INE (ENCP2018), el 78% de las y los jóvenes identifica como la función más importante del INE la emisión de su credencial de elector y esta bonita credencial, llena de candados para evitar fraudes electorales, para ellos es la llave a las mieles de la mayoría de edad.
Según la misma encuesta, a la pregunta de “en qué institución confían? El 51% respondió: la familia, 9.8% a las pandillas que venden droga y el crimen organizado, 4.8% a los amigos y solo 2.2% a los partidos políticos. ¡Tómala! que alguien les pase esa encuesta a todos los líderes partidistas, por vida suya.
Tan escasos estamos de líderes jóvenes que el lunes 30 de enero se presentó públicamente la propuesta “Colectivo por México”. Personas que cuando tuvieron todo lograron poco como gobernantes, legisladores y líderes de partido, hoy pretenden erigirse en faros de sabiduría democrática.
La pasarela mediática incluyó personajes como Francisco Labastida, Amalia García, José Narro, Salomón Chertorivsky, Josefina Vázquez Mota y Natividad González Parás, nombres -entre otros- que hoy les significan no mucho mas que oír correr agua a quienes tienen entre 18 y 30 años y que son casi 30 millones de mexicanas y mexicanos, mismos votos con los que ganó la presidencia Andrés Manuel López Obrador.
¿Quién logrará entonces que esa enorme cantidad de almas se entusiasme y acuda a las urnas en 2024? Debe ser uno o una como ellos, que les entienda, que abra esperanza de que sí se puede vivir mejor, que les regrese las ganas de echar raíces en su patria, que les diga: ¡sí podemos!.
Y ahí está el meollo del asunto. Todos esos destacados nombres arriba citados no pueden hacerse pasar por sociedad civil. Son políticos y líderes experimentados que además de decir qué, deben actuar para conseguir cómo. Que quienes presentaron “Colectivo por México”, y otros como ellos, echen mano de la mayor riqueza que tienen que es su habilidad y profundo conocimiento del estatus quo para estrujar y quebrar los andamios que tienen a los partidos políticos cerrados, que les obliguen a abrirse, a dar paso a las nuevas generaciones y así, de verdad, serle útiles a la patria.
Y los partidos…¡ay los partidos! En especial a los de oposición, toca proponer nuevos métodos de participación ciudadana, por ejemplo que haya primarias para que toda persona que desee pueda ser parte de los procesos internos, porque no hay figuras visibles que compitan hoy con las corcholatas de la tienda de enfrente que solo tiene un destapador y, las figuras que sí tienen, están mas ocupadas quedando bien con los cancerberos partidistas que escuchando y posicionándose en la preferencia de la gente.
Ahí están Mauricio Vila con sus excelentes resultados como gobernador de Yucatán, Lili Téllez fresca, honesta y buena comunicadora, Xóchitl Gálvez que igual hace empatía con comunidad indígena que con las altas esferas económicas, Miguel Ángel Mancera o Silvano Aureoles que ya gobernaron sus entidades, Luis Donaldo Colosio, con el aguerrido norte impulsándole, alguien del desvencijado pero aún coleteante PRI o Marcelo Ebrard, que pudiera ser un excelente candidato en MORENA si el presidente recuerda pagar aquella añeja deuda de “te la debo” de 2012; de no cobrar esa deuda, él debe estar en la oposición si quiere llegar.
Así pues que está en los personajes experimentados y en los partidos, actuar ya para dar esperanza a las y los jóvenes. Se lo merecen