Cuando la casa se incendia llamamos a los bomberos. Cuando se inunda, a Protección Civil. Si una plaga nos invade, a los fumigadores. Si hay una fuga de gas, al plomero. Cuando alguien enferma, buscamos al médico. En cada caso la especialidad profesional puede salvarnos la vida. Y si todo eso al mismo tiempo le sucede al entorno natural, a los expertos en medio ambiente toca la palabra. Por eso, cientos de académicos de México han decidido hacer un llamado en favor de la Conabio.

El viernes pasado, tres expertos de alto nivel entregaron en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) una carta dirigida a la titular, María Luisa Albores. Se trata de la doctora Alicia Castillo, investigadora del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y Sustentabilidad de la UNAM; Irene Pisanty, profesora investigadora del departamento de Ecología y Recursos Naturales de la misma casa de estudios, y el doctor Exequiel Ezcurra, profesor distinguido de Ecología, en el departamento de Botánica de la Universidad de California en Riverside. Va firmada por 231 especialistas en temas ambientales, de universidades públicas y privadas de varios estados, centros de investigación avanzada, premios nacionales de ciencia, expertos en biotecnología, geografía ambiental, ecología, cambio climático, energías renovables, biología, química, ecosistemas y sustentabilidad.

No se trata de una carta más con sus abajo firmantes. Son maestros, doctores, especialistas de alto perfil técnico y científico preocupados por la preservación de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la mundialmente reconocida institución que encabezó, desde 1992 hasta agosto pasado, el doctor José Sarukhán. Un organismo con personal altamente capacitado, con un patrimonio invaluable de información sobre la riquísima biodiversidad mexicana, que hoy está en riesgo debido no sólo a los recortes presupuestales y de personal sino a la imposición, contra los procedimientos acordados, de un funcionario de Semarnat sin experiencia y desvinculado de la institución, como secretario técnico.

En la carta, miembros de la comunidad académica sintetizan la historia de Conabio, cuyo conocimiento es imprescindible en la toma de decisiones y en el diseño de políticas públicas gubernamentales. Pero también, como base de información para la sociedad civil interesada en contribuir a mitigar y resolver los graves problemas ambientales que enfrentamos en la actualidad. El Sistema Nacional de Información sobre la Biodiversidad que diseñó esta institución constituye la base de datos más importante de México y la más grande del mundo en el tema.

Desde que se fundó Conabio, la visión de Sarukhán fue determinante y se orienta al bienestar humano basado en el mantenimiento y el uso sustentable de los ecosistemas. En el contexto de la pérdida de biodiversidad actual, su tarea consiste en “atender una de las mayores y más riesgosas crisis contemporáneas que se viven a escala planetaria, independientemente de las diferentes posiciones políticas”, advierte la carta.

Solicitan que se garantice la permanencia de Conabio y sus expertos, así como apoyo laboral y financiero para fortalecer su trabajo. En un contexto de desmantelamiento de instituciones ambientales, la carta es un SOS por este organismo, pero también por aquello que hace habitable nuestra casa y nuestro país. Porque, como dicen los ecólogos, la degradación de la gobernanza ambiental pone en peligro la viabilidad de México como nación.

adriana.neneka@gmail.com

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