Apareció en la pantalla de mi celular este lunes por la mañana. Más concretamente, en un SeguriChat de vecinos de Cuernavaca. Con una pistola como ilustración central y tipografía multicolor, el mensaje contiene un instructivo: “Qué hacer en caso de… ¿Detonaciones? Si presenciaste o escuchaste detonaciones de arma de fuego y hubo lesionados, busca resguardo en lugar seguro, reporta inmediatamente (…)”. Luego de cinco pasos a seguir, la Comisión Estatal de Seguridad Pública (CES) de Morelos advierte que “tu colaboración es muy importante”.

Escalofriante la normalización de la violencia. En Cuernavaca, donde nadie se siente seguro (ocupa el lugar 26 entre las 50 ciudades más violentas del mundo), donde los asaltos por la calle o en casa habitación suceden a diario (mientras esto escribo, leo en el chat: “Hace unos minutos entraron a nuestro condominio…”); donde salir a caminar a plena luz del día ya es un riesgo, sobre todo para las mujeres (Morelos concentra la tasa más alta de feminicidios de todo país); donde a las generaciones jóvenes les han negado su derecho a la vida nocturna y donde pueden ejecutar a alguien sobre una avenida al mediodía… En esta ciudad, donde las vacunas contra el Covid-19 no alcanzaron para todas las personas registradas, en la que escasea el suministro de agua potable mientras crece el negocio de las pipas… la ciudadanía ha de asumir roles policiacos si atestiguan detonaciones:

“Reporta inmediatamente (…) y proporciona los siguientes datos: 1. Dirección completa (calle, colonia, municipio, referencias). 2. Número de detonaciones y tiempo transcurrido desde que sucedió. 3. Número de personas lesionadas (así como parte del cuerpo afectada). 4. Datos de los responsables en caso de tenerlos y descripción de los mismos (características físicas y vestimenta). 5. Descripción de los vehículos involucrados y en qué dirección huyeron”.

En el reino de la impunidad la ciudadanía tiene nuevas tareas, como la de contar balazos. En otro videomensaje que circula estos días se simula el secuestro de una chica dentro de su casa y un joven a cuadro advierte al ciudadano: “Mantén la calma, pero esto acaba de suceder por tu culpa”. Agrega: “Mira este símbolo (…)” y señala una marca en la fachada de la vivienda. Es decir, la víctima es culpable porque no supo descifrar el nuevo lenguaje del crimen.

El SeguriChat, la reciente opción ciudadana para reportar a la policía situaciones de peligro, reveló el 23 de marzo un robo a casa habitación con violencia en la colonia Jardines de Cuernavaca. A las 7:20 am, cuatro sujetos armados amarraron a una mujer, a su esposo y a sus hijas para robarles todo. Quien ha vivido la experiencia, se pregunta si un día habrá justicia.

Tiene que haber otra manera de vivir. Me aferro a la idea mientras el terror recorre parte del país. Y la pienso cada vez que me dirijo a Cuernavaca y veo desde la carretera cómo se oxida, en el abandono, el monumento vacío donde lució un día la estatua de José María Morelos, mutilada desde hace nueve años.

La esperanza busca oxígeno: en el Jardín Borda, donde se inauguró el sábado una exposición de Vicente Rojo, en la Heliconia Rostrata que florece sin pedir permiso y en las comunidades vecinales que se organizan. Como la que decidió limpiar, embellecer y reforestar la Plaza Siqueiros.

adriana.neneka@gmail.com